Ser
“manager general” es algo que exclusivamente sólo se puede ser en el fútbol inglés.
Es algo que sólo se puede ser en una Gran Bretaña aunque no seas intrínsecamente
inglés. Es algo que se puede ser únicamente en la Inglaterra aunque denostadamente
no lo desees. Es algo que sólo te puede pasar si eres entrenador de la
“Premier” porque no quieres ser otra jodida cosa bendita.
Víctor G. Pulido para
“LinealCero”, en Cáceres, a día 10 de junio 2012.
“Pertenezco a la raza más importante que hay en
la tierra”.
Sir Alex Fergunson, refiriéndose a su condición
de manager general en el “ManU”.
Estatua erigida en honor a Sir
Bobby Charlton en la fachada del Estadio
“Old Trafford", al que denominó
convenientemente “el Teatro de los Sueños”.
Pudo ser el primer "manager general" de la historia del fútbol. Lo rechazó.
Pudo ser el primer "manager general" de la historia del fútbol. Lo rechazó.
Aunque la familia Glazer no haya dado el mejor ejemplo de una buena gestión en los últimos años de un club que le costó la friolera de 900 millones de euros en 2008 (Abramòvich pagó por el “Chelsea C.F.” en 2000, €140 millones; la familia Gil pidió otros €220 por el “Atlético de Madrid, S.A.D.” el pasado otoño) lo cierto es que a día de hoy su propiedad, el afectuosamente conocido como el “ManU”, sigue siendo según la “Revista Forbes” el club deportivo más valioso del mundo a pesar de haber perdido un 6% de su valor en bolsa esta temporada. Y eso pese al empuje del “Real Madrid, C.F.”. Mas aún a costa de haber quedado desbancados los red devils de todas las competiciones en la que participó este año, para sus accionistas minoritarios no ha sido un año de vacas flacas. Y es que tener participaciones de un club anglosajón es un seguro bursátil de beneficios por encima del rendimiento de cualquier otro producto financiero clásico o fondo de inversión que no implique un alto riesgo. De hecho, para la inmensa mayoría de los clubes, tanto británicos como continentales englobados en el índice de cotización “Stoxx Football”, su rentabilidad media superó en el transcurso del pasado ejercicio fiscal el 12%. Como hemos visto en el post anterior (“Fútbol y negocio: cultura y estructura”), ello se debe a una estudiada planificación global y estratégica de los objetivos del club en consonancia a sus recursos disponibles, tanto de capital humano, como estructural, presupuestario e intelectivo. Como para otras estructuras de nuestra sociedad informacional, éste último, el intelectivo, es una nueva y poderosa herramienta. Por ello las venideras nuevas estrellas de fútbol mundial no encontrarán su acomodo únicamente en los jugadores franquicias. Los managers generales, entrenadores venidos a más, tomarán el revelo de sus jugadores y adquirirán un protagonismo primordial a veces incluso, por encima de sus jugadores.
Más de 25 años en el "ManU", implica más que un proyecto y un compromiso con el club.
Fergunson pasará a la historia como el referente del "manager general".
De tal
modo que la pieza clave sobre la cual pivota toda la nueva estructura es el
llamado manager general, que aglutina
un conjunto de responsabilidades directivas y deportivas. Esta fuerte figura o
modelo de gestión corporativa recae entonces sobre la figura del entrenador. Y,
a los entrenadores, en consonancia con dicha cultura, se les aprieta más, se
les exige ser parte involucrada del proyecto deportivo. No basta con ser un
simple “funcionario” de quita y pon, sino formar parte de un proyecto a largo
plazo en una fusión de su propia imagen con la del escudo. El perfil dominante
de los managers generales de las
ligas británicas aglutina este aspecto e, indistintamente y al mismo tiempo,
insistimos, roles de gestor, directivos y de entrenador; todo ello fundido en
la misma función de responsabilidad deportiva y financiera en una estructura
organizativa rígidamente meditada donde se encuentran estrechamente vigilados
por los ejecutivos del club que comanda. En cuanto a estos directivos en su
mayor parte son profesionales de las finanzas que rehúyen los fichajes rutilantes
y jugadores de alto rendimiento mediático, por la volatilidad bursátil que
descansa sobre su rendimiento (por ejemplo, una lesión de un jugador franquicia
puede hacer desplomar las acciones). De tal modo que no es que lo entrenadores
ingleses no suspiren por ellos o los desestimen, es que por regla general no
están a su alcance, no se los pueden permitir si no desean entrar en conflicto
de intereses con su propio rol directivo así como el protocolo al que se ha
adscrito.
La figura del "manager general" ha adquirido cotas de icono pop hasta
el punto de protagonizar una de las más grandes "british comedy" del momento.
Triunfar
como entrenador en campeonatos anglosajones muy distintos a la liga española o
italiana es tremendamente complicado. Por eso cuando lo hacen, como Fergunson o Benítez, sus estampas quedan fuertemente acuñadas la retinas de sus
aficionados. No es infrecuente ver en los estadios ingleses e incluso alemanes,
corear el nombre del entrenador entre los griteríos de la gradas antes del
pitido inicial, como si de una estrella más del orbe futbolístico se tratara.
Los entrenadores españoles viven ojipláticos la escena cuando se trasladan con
sus equipos a los estadios rivales durante las jornadas de competición
europeas. Es allí cuando asumen que el gran reto profesional consiste en
entrenar en Manchester, Liverpool, Londres o Múnich, donde podrán disfrutar de
un conjunto de temporadas para hacer madurar su proyecto deportivo, personal y
profesional. Al igual que los entrenadores sudamericanos desean llegar al
España para poder disponer de mejores recursos para apuntalar su prestigio, así
muchos otros desean dar el salto a la mayor liga profesional del mundo, “Barclays
League”. Muchos no aguantan la presión, como el caso del entrenador español Juande Ramos y terminan por encontrar
cabida en otros escenarios. Otros, como Pep
Guardiola, tan sólo esperan su oportunidad de dar el salto hacia esa
experiencia fundamental.
La marcha del entrenador
blaugrana, está más relacionada con su deseo de estudiar
el futbol británico que
con el supuesto cansancio laboral. Su objetivo es entrenar
en Inglaterra y
trasladar el modelo de "manager general" al Barcelona.
¿Qué
es un manager general en la liga inglesa?.
por Saúl Fdez. Suarez.
“Manager General” es el término empleado en
el fútbol británico para designar a la persona responsable de gestionar el
capital humano, es decir, los futbolistas profesionales de su plantilla, así
como el resto del “staff técnico”. Es la máxima autoridad deportiva de un club
y, por extensión, sus cometidos se solapan con otras responsabilidades
corporativas atípicas no necesariamente relacionadas con su cometido de
entrenador. En la práctica, esto significa que el entrenador va más allá
de asumir las tareas relativas al día a día del club en lo que se refiere a
responsabilidades del área deportiva tales como la confección del equipo, las
decisiones tácticas o el entrenamiento y adoptas otras de mayor rango. En
conclusión, se podría definir igualmente como “un ejecutivo en la sombra” o “un
directivo sin cartera”, esto es, lo que en la “Liga BBVA” se conoce como
director deportivo, puesto que dentro de su responsabilidad corporativa también
adopta el rol de asesor técnico dentro de la estructura de dirección. No es un
trabajo fácil. Sobre él recae la responsabilidad de una temporada y de los
valores accionariales y riqueza bursátil que se derivan de su buen hacer o
torpe entendimiento. Por el contra es un trabajo bien remunerado frente a otros
entrenadores (algunos incluso tienen “primes bonus” y opciones sobre acciones)
ya que su figura persigue además el ahorro de costes salariales a nivel
directivo por la multifunciones que asume. Esto evita también los
enfrentamientos entre directivos y cuerpo técnico (Valadano Vs. Mourinho, al
caso) al no segmentar la autoridad frente a la toma de decisiones (fichaje,
participaciones no oficiales, alineaciones,...) e interferir en su suerte. Toda
la responsabilidad recae sobre el manager general. Por lo tanto, todo se
vertebra y pivota sobre su figura profesional y todos los esfuerzos de la
dirección, recursos del club y sinergias se encaminan hacía su colmación. En
este sentido, mientras los CEO´s se pueden volcar en trabajo en línea (la
gestión y el marketing), hacia fuera del estadio mientras el entrenador se
proyecta hacia dentro. Las funciones globales de un manager general dependerán
del club en el que recale, pudiendo asumir un sinfín de cometidos o
corresponsabilidades colaterales.
La naturaleza exacta del papel de “manager deportivo”
es a menudo confusa incluso en Inglaterra, donde da lugar a debates en los
medios de comunicación deportivos. Dave
Bassett describió el papel del director deportivo como:"...un parachoques. El manager general
es el responsable más cercano a la directiva, y además es el ayudante del presidente
del club; por lo tanto debe ser una persona con una experiencia contrastada en
el fútbol y ayudar al equipo de dirección a analizar la toma de decisiones,
pues ellos carecen de tal experiencia”. No cabe dude que la emergencia y
consolidación de esta figura ha ido adquiriendo protagonismo y relevancia desde
la entrada en bolsa de los principales clubes británicos a mediados de los
noventa. La búsqueda de ahorrar costes salariales y operativos al tiempo de la
necesidad de agilizar, de hacer más versátil, la toma de decisiones deportivas
en un ecosistema ya dominado por hombres de negocios alejados del conocimiento
exhaustivo del medio futbolístico condujeron a la centralización de la mismo en
la persona del entrenador. No es que no existiera con anterioridad el boceto de
lo que hoy es; tan sólo que tras la llegada de la gestión financiera de los
clubes su figura ha sido aún más potenciada y definida.
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