martes, 5 de junio de 2012

Fútbol y negocio: "¿Cuándo estallará la burbuja del fútbol español?".

Los clubs de fútbol, sobre todo los de primera categoría, tienen, pues, un problema de deuda y de pasivo importante, por mucho poder de imagen y de marca que tengan sus escudos y sus futbolistas. Las cifras reflejan el fracaso de las fórmulas que se idearon hace más de una década para paliar la mala gestión de los directivos.
Aurelio Jiménez, en Madrid, a 7 de mayo de 2012 para “el blog salmón”.




Mientras la mirada de muchos españoles estaba puesta hacia hace nada en el interesante final de  liga, el fútbol español se jugaba otro partido mucho más importante contra un rival de los que nunca pierden: la “Agencia Tributaria”. La deuda acumulada con Hacienda de los clubes nacionales se ha incrementado un 25% en apenas cuatro años, ascendiendo a día uno de enero de 2012 a unos 752 millones de euros. Esta cifra tan escandalosa, cercana a lo que reparte la UEFA al año en derechos televisivos por la “Champions League” y casi los presupuestos anuales sumados de “Real Madrid, C.F.” y “F.C. Barcelona”, se subdividen en tres categorías: los equipos de la “Liga BBVA” deben casi 490 millones de euros; los de Segunda, llamada comercialmente “Liga Adelante”, alrededor de los 184 millones; y, ya por último, los equipos de categorías inferiores que de modo conjunto deben aproximadamente 78 millones de euros. A estas deudas hay que sumarles la que los clubes tienen con la Seguridad Social.



Listado de fichajes más costosos hasta 2009: faltan entre
la lista el de Torres por el Chesea, 58 millones de euros.

Es un secreto a voces que la burbuja del fútbol español se ha estado gestando durante muchos años. Tanto es así que según un informe de la Universidad de Barcelona (“Informe Gay de Liébana”) la deuda acumulada de los equipos de la Primera División asciende a 3.530 millones de euros al cierre de la temporada pasada, mientras que sus ingresos para ese mismo año rondaron los 1.666 millones de euros. Esta situación, que para muchas empresas privadas de cualquier otro sector sería inviable y las abocaría a la quiebra, es normal general en el fútbol español, donde los clubes tienen unos ingresos que no suelen llegar a cubrir los gastos. Tanto es así que han llegado a una situación en la que lo que deben duplica lo que ingresan. Vamos, que si un club quisiera pagar lo que debe en un año tendría que estar dos años sin gastar ni un euro. Las razones que justifican este desfase financiero son varias, siendo la principal la mala orientación del negocio del fútbol, que no se gestiona como un verdadero negocio. La mayoría de los clubes son sociedades anónimas pero a diferencia de estas no se gestionan para obtener beneficios, sino resultados deportivos, lo que genera enormes gastos, sobre todo en fichajes multimillonarios. Además, hay que tener en cuenta que los efectos de la burbuja inmobiliaria también se están haciendo notar en el fútbol profesional. La burbuja de la construcción infló la burbuja del fútbol en unos años en los que constructoras e inmobiliarias invertían importantes sumas de dinero en los propios clubes. Muchos empresarios se acercaron al fútbol para hacer dinero fácil y ahora les han cortado el grifo. ¿Recordáis aquellas rectificaciones de terrenos o esos macroproyectos deportivos?. Hoy se ve que la transformación en sociedades anónimas de la mayoría de clubs no ha servido para frenar la sangría: nunca podrán enjugar la deuda acumulada con los ingresos por la venta de derechos de televisión, el patrocinio y la taquilla. Y el plan de saneamiento que prepara la patronal es un parche en un balón que pierde aire por todas partes. El problema es el despilfarro. No tiene sentido que en cinco años se gasten mil quinientos millones de euros en fichajes. Ni que un futbolista gane seis millones, si quien le paga ni los ha ingresado ni puede seguir endeudándose a cuenta de un patrimonio de dudosa valoración. Es preocupante que los clubs acuciados por las deudas quieran trasladar la presión a los ayuntamientos para que faciliten la recalificación urbanística de los estadios, con el dudoso aval de los agravios entre ciudades con equipos en Primera División. La crisis que viene merece un pronunciamiento, y claro, de la “Secretaría de Estado para el Deporte”, que también está para esto.

"Nuevo Mestalla": el retraso de la finalización y recubrimiento de cimientos daña la estructura.

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