jueves, 27 de enero de 2011

Moneda muerta, dinero negro y billetes falsos (y IV).

De todos los riesgos asociados al papel moneda falso y su inicio de circulación en la tienda, el más dañino es el más controlable. Se trata del control del “menudeo” que se perfila en personas y escenarios definidos.

Cáceres, a miércoles 27 de enero de 2011. Víctor G. Pulido.





La falsificación de papel-moneda es una realidad que nos concierne a todos y que convive con nosotros diariamente, una ruleta rusa dineraria, una lotería invertida que espera dar con nosotros conjurada con las leyes de la probabilidad de la acción social. No entiende de lugar ni calendario, ni discrimina por escalas sociales o salariales. Como consecuencia, las autoridades civiles y monetarias, en su lucha contra la piratería fiduciaria advierten del peligro de riesgo del efectivo falsificado, así como de las consecuencias de su tenencia consciente o inconsciente. De este modo la falsificación pone en su punto de mira a los débiles y se acerca igualmente al comercio minorista, a la clase media asalariada y a la trabajadora: ancianos, jubilados, quiosqueros, personas marginales, cajeras de línea de facturación, comerciantes, interventores de caja e invidentes son las mayores víctimas de los falsificadores que blanquean el papel-moneda imprimido ilegítimamente, a través de la devolución del cambio en la compras cotidianas. Mediante las operaciones de cambio de efectivo, el “menudeo” absorbe dinero legítimo en base al intercambio fraccionado de monedas y billetes cuya operativa proviene de pequeñas compras de bienes o servicios y su correcta devolución por parte del comerciante. De este proceder se consuma la despiadada injusticia por la cual el delito se encarna tras el delincuente menor y sus pequeñas operaciones, transmitiendo éste el riesgo de acto penal a toda la cadena delictiva de circulación de efectivo. El comerciante o su empleado de enseña que asimila dinero falso son transformados a la vez y como consecuencia, en delincuentes involuntarios transmisores de un valor ilegítimo. Esta transgresión de la ética monetaria es la que más aflige al comercio minorista al margen de su rendimiento de escala: grandes y medianos, comercio de proximidad y conveniencia son objetivos del pequeño “blanqueador”.




Medidas de seguridad visuales y táctiles de un reverso de €200.


Afortunadamente para el comercio y el ciudadano de a pié, el “menudeo” del blanqueo de duplicación es una operativa tediosa y ardua, pues consiste en ir “colocando” pequeñas cantidades de dinero falso en establecimientos dispersos entre sí al objeto de no ser neutralizado. Dadas las tribulaciones, no es fácil encontrar a personas que estén dispuestas a enfrascarse en tan laberíntica desventura y “road movie”. Como consecuencia, el agente de “menudeo” responde a un perfil borroso y poco estable a lo largo de su seguimiento y estudio longitudinal, por lo que se resiste a su estereotipación. Pero por contra sabemos a ciencia cierta que obtiene el capital ilegítimo como pago por el fruto de sus actividades relacionadas generalmente con la delincuencia provisional; es nómada y en contra de lo que se cree, debido a ello, no acapara en la tienda con bienes de equipos que requieran de un domicilio estable ni carga con artículos costosos o suntuosos que le pudieran delatar (joyas, esmeraldas, activos bursátiles, etc). Su principal objetivo como “producto” a adquirir dentro de nuestras tiendas (recordemos el post anterior) es el circulante legal, esto es, el papel-moneda oficial de nuestras cajas. Por el estudio de domos robotizados de seguridad CCTVisión, llegamos a adivinar sus pautas de comportamiento delictivo: suelen hacer compras muy pequeñas que abonan con billetes medios, principalmente de €50. De este modo, con el cambio que obtienen de las cajeras, absorben dinero legítimo al tiempo que inserta en la circulación de billetes su falsificación. Por lo general viajan con su pareja, los jóvenes; o acompañados de un cómplice portador del mismo sexo los de mediana edad, frecuentemente por las zonas costeras y grandes núcleos poblacionales, donde introducen su falsa liquidez entre los establecimientos de ocio nocturno, incluso, durante sus actividades lúdicas. A la gran mayoría de los trapicheros no se les llega a alcanzar por parte de la justicia: terminan agotados psicológicamente de tanto trasiego y muy pocos son lo que se dan un tiempo para volver a reincidir; los más esperan a agotar todo el efectivo falso y abandonan la práctica con escaso deseo de volver a ella. Los sumamente torpes, que los hay, terminan cazados por el seguimiento de las fuerzas policiales (con un neceser repleto de billetes legítimos de €20) al abonar en efectivo falso noches de hotel secuenciadas en establecimientos de descanso donde consta su identidad y donde es habitual que el cliente efectúe el pago con tarjeta.



Recintos feriales y sus atracciones y espectáculos anexos, suelen
ser bonitas envolturas de redes de distribución de billetes falsos. 

 

A pesar que este tipo de delincuencia menor fomenta el riesgo dispersión (un riesgo más que afecta a las provincias, pues las falsificaciones proceden fundamentalmente de las grandes ciudades, donde las enseñas sufren el riesgo lugar) este no es el mayor enemigo de la tienda. Suelen serlo con mayor impunidad las grandes concentraciones, el riesgo evento. El riesgo dispersión se acentúa en eventos sobredimensionados que congregan a mucha gente y que impulsa la velocidad de circulación local del dinero. Desde la siniestra edad media hasta las ferias de la Liga Hanseática, pasando por el lejano oeste americano hasta llegar a nuestros días, las Ferias, tanto religiosas como lúdicas o comerciales (ferias del ganado, equinocios, epifanías, siembra y cosechas,…) han constituido el foco de infección propicio para el contagio, no sólo de enfermedades orgánicas, sino de los que nos atañe, de moneda ilegítima por riesgo dispersión. Hoy no es diferente de entonces, a pesar de la evolución de los medios técnicos y de la investigación aplicada a su prevención. Los falsificadores o sus agentes, conocedores de los sentimientos humanos que no han variado en centurias, aprovechan el descenso de precaución, el estrés de un personal con exceso de actividad o la distracción por diversión de muchos ciudadanos para introducir moneda falsa en sus carteras o en su cajas. Si no hay nada más cierto que nuestros reflejos de salvaguarda se vuelven vulnerables cuando disfrutamos distraídos con la presencia de nuestros amigos en lugares públicos, no lo es menos cuando las operaciones de cobro en línea de cajas se incrementan y emerge el inevitable déficit de atención de las cajeras. Esto no es sólo propicio únicamente para las medianas y grandes superficies, también en las sucursales bancarias y el pequeño comercio. Por otra parte, circos, revistas itinerantes, trileros, titiriteros, venta ambulante y por lo general actividades similares que aportan pocas ganancias, en su minoría esconden de modo a veces entrañable la “tapadera” perfecta para distribuir el dinero falso por la modalidad del “menudeo”, a gran escala, en múltiples localidades y sin levantar sospechas. De tal modo que, en definitiva, las grandes citas y los desaforados encuentros multitudinarios, requieren igualmente de grandes atenciones.

Escáner de caja de verificación de efectivo.


“¿Y cuál es la probabilidad real de toparnos en línea de cajas con billetes falsos procedentes de una red de distribución, organizada o no?”, me suelen preguntar. Pues depende de la confluencia de múltiples factores: económicos y de facturación; geocomerciales y poblacionales; de eventos o temporadas (como las de “camping” o “Navidades”); de concurrencia y celebraciones, como hemos destacado (festivales de música, encuentros deportivos profesionales que arrastran aficionados, etc) o relacionados con el índice de economía sumergida local acompañada de nivel de delincuencia en sus diferentes hinterlands (las actividades delictivas están íntimamente interconectadas); dependiento de la velocidad del dinero y de la actividad económica a la que sea proclive la zona de ubicación de las tiendas; de lo exógena  o endógena que sea su economía… Cada red de tiendas asociadas o enseñas se abastecen de su propia base de datos y sus oficinas centrales dan con la fórmula de frecuencia en función de sus estadísticas de venta y registro de incidencias. Como referencia virtual, destacar que para un hipermercado medio en España (entre tres mil quinientos y cinco mil metros cuadrados de sala de venta) que facture entre quince y dieciocho millones de euros anuales y teniendo en cuenta que al menos un 40% de las transacciones sean abonadas en metálico, exponemos al riesgo una cifra aproximada de “menudeo” de entre uno y dos intentos o consecución de inserción de papel-moneda falsa por año. Por lo tanto la tasa es baja, por regla general: nuestros dispositivos eléctricos de verificación de billetes, ahuyenta a los delincuentes, siempre que en el estudio de observación que llevan a cabo de nuestro comportamiento laboral previo a la intencionalidad del delito se percaten de que les damos uso. Entre diez y una docena de intentos o inserciones, independientemente de la amplitud de sala (incluso una de doce mil metros cuadrados), es estadísticamente preocupante: tendremos un problema. Para este caso, o bien estamos asentados en un foco de infección y se debe tomar medidas paralelas de carácter estructural (como formación de cajeras) y de seguridad, o bien tenemos un “infiltrado” en nuestras estructuras de personal. No sería un caso excepcional, aunque “rara avis est”.



"Pay per mobile (PPB)": el papel-moneda tenderá a
desaparecer dando lugar a la transacción electrónica. 



martes, 25 de enero de 2011

Moneda muerta, dinero negro y billetes falsos (III).

Toda producción humana puede replicarse de modo ilegítimo para su explotación delictiva, desde los bolsos de Louis Vuitton a las gafas Oakley. La reproducción material es un impulso humano, ahistórico y cultural que tiende a manifestarse en todas las aéreas de creación humana: el papel-moneda no está exento.

En Cáceres, a lunes 24 de enero de 2011. Víctor G. Pulido.





El eufemístico “Bin Laden” y sus perversiones monetarias, de las cuales nos ocupábamos en la entrada anterior, no constituye un problema que preocupe mayoritariamente al comercio, a las familias medias o las clases populares, que lo obvia como una cuestión fiscal. El problema monetario que afecta a los ciudadanos españoles habla de valores más cotidianos, como los billetes de valor medio, especialmente los relativos al fraccionamiento de cincuenta y cien euros que, con la crisis económica, tienden a un mayor repunte de su volumen de falsificación como respuesta sistémica al descalabro financiero. Y eso teniendo en cuenta que la moneda única supuso el perfeccionamiento en medidas de seguridad con respecto a sus predecesoras nacionales para evitar precisamente esto, su duplicidad delictiva. La divisa “Euro” congrega toda la innovación y fotomecánica aportadas por el resto de divisas del mundo hasta el momento. También es cierto que, mientras tanto y de modo paralelo la tecnología de impresión para su falsificación, y la ilegítima transacción comercial de su hardware ha seguido su estela dentro de las estructuras de la economía delictiva. Falsificar hoy, independiente del objeto a emular, es más accesible debido a que la propia técnica y la información se debilitan como estructuras oligopolistas del conocimiento y su aplicación. La revolución informacional "adiestra" falsificadores. Sin solución de neutralización, todo lo que una técnica humana pueda llevar a cabo para la legitimidad de sus procesos ecosistémicos (y el comercio, lo es), otra o la misma lo puede replicar con similitud de precisión y calidad para su recreación o, si se prefiere, degrado. Lo contrastamos diariamente en complementos de moda y de vehículos, repuestos de motor y marcas de ropa en polígonos postergados. También en los tradicionales mercadillos francos, rastros y algunas tiendas céntricas de marroquería, incluso. De tal modo lo concibo al margen del dinero físico que, cuando me interesa saber si un producto legítimo novedoso funcionará en el lineal, empleo la visita a estos espacios infradimensionados como uno de los indicadores de demanda y observo el grado de aceptación de artículos similares entre los compradores sumergidos. Cabe el añadido a todo esto que la copia ilegítima de una producción humana, además, no se conforma a los bienes finales industriales ni discrimina por la orientación de consumo: afecta incluso a bienes tan suntuarios y complejos como el arte pictórico. La espectrometría digital y el carbono han revelado que un reducido conjunto de obras de arte, algunas de ellas lienzos franquicia en sus respectivas salas de exposición y que usted pueda admirar en las mejores pinacotecas del mundo ("Hermitage", "National Gallery", "Louvre", o incluso "Prado"), ominosamente no corresponden al original creado por su autor. Fraudes o estafas procedentes de tribulaciones vericuetas, expolios bélicos, seguridad patrimonial u ocultación de robo por parte de las autoridades museísticas suelen encontrarse entre las causas. Muchos museos, evidentemente, con conocimiento de grado o no, desamparan esta realidad e incluso la niegan. De tal modo que, si en nuestro trabajo diario no queremos caer en las ingenuidades de directores de adquisiciones de algunos museos, una primera asunción cognitiva es reconocer que la copia ilegítima de un valor sean pantalones, llantas, papel moneda u obras de artes, conviven entre nosotros: nos acechan o las invocamos, según, siendo norma accidental de nuestros enseres, artículos o utensilios diarios. Aclarado todo esto lo primero que les formulo a las cajeras en las reuniones de formación es: “¿Si se puede falsificar un prestigioso lienzo en toda su complejidad, se podría hacer lo mismo con un billete de euro?”. La respuesta es que indudablemente sí. Al personal de cajas principalmente les hago entender, tanto para su vida personal como profesional, antes incluso que insistirle en la importancia de la atención al cliente, que enfaticen que el papel moneda en sí es un “producto”, aunque mentalmente entre nosotros no adopte esa forma o concepto; y que como tal, dada su naturaleza física de producto absoluto como medio universal de cambio, tiene tendencia a la subproducción, esto es, conlleva el riesgo de ser falsificado.



El "Metropolitan Museum of New York" reconoce que al menos
un 15% de sus fondos propios provienen de adquisiciones fraudulentas.



Luego en el caso del circulante, dejando a un lado el dinero electrónico o plástico, la primera noción que debemos tener clara es que el riesgo de moneda ilegítima es un riesgo producto, y conlleva uno igual o superior al de las antiguas divisas nacionales. Esto se conoce como riesgo valor: el riesgo es proporcional al valor y el “Euro” es una moneda fuerte. Tal es su fortaleza y valor que ningún acto delictivo mínimamente calculado vuelca todo su esfuerzo en falsificar, por citar una referencia, coronas checas: es más racional atacar al eurosistema y su divisa. De hecho, la "Fábrica Nacional de Moneda y Timbre" estima que uno de cada cien mil billetes de Euro que llegan al Banco de España para su destrucción, después de recorrer manos, bolsillos y carteras, es falso. Del resto de divisas apenas existen apreciaciones, excepto para la fracción de cien dólares. Y ya puestos, ¿cuáles son los valores preferidos de los falsificadores?. Como ocurre al otro lado del “charco”, en Estados Unidos, los falsificadores se centran en billetes medios por su mejor ratio de beneficio-riesgo y son los valores que manifiestan mayor tendencia a su reproducción ilegítima. En el "Euro" responden a las unidades fraccionarias de €50 y €100, porque combinan el equilibrio existente entre el poco rastro que dejan y la amortización del riesgo que se asume traducido en ganancias. A esto le llamamos riesgo fracción. Derivado de todo ello existen otros tipos de riesgos invisibles entrañados dentro de este riesgo producto y uno de ellos es el riesgo penal. La falsificación de billetes conlleva penas de prisión lasas con respecto a otros delitos de mayor relevancia social, implica como consecuencia una probabilidad menor de captura y se beneficia de alto rendimiento a corto plazo acompañado de un coste marginal decreciente en su producción. Por lo tanto, la falta de punidad consecuente de este delito y su escasa operativa inicial expone al comercio a una mayor sensibilidad en relación al fenómeno y se convierte para la tienda y su línea de facturación en un riesgo asociado y complementario por su relación calculada de costes-benificios para el infractor. Pero la verdadera complejidad del dinero ilegítimo no es su fabricación, sino su inserción en la base monetaria, su distribución entre la población, para que nos entendamos. Y, ¿a qué se debe esta dificultad?. El dinero falso no es dinero, pero todo lo que tiene de él, que paradójicamente es mucho, es al mismo tiempo dinero negro, pues no procede de mayor actividad productiva que la que deviene de su delito. Por consiguiente las mafias que lo ponen en circulación, al ser su tenencia constitutiva de acto penal, urgen “blanquearlo”. La distribución de moneda falsa implica dos tipos de infractores o procedimientos: o bien a través del “menudeo” y o bien, la más frecuente, mediante la “colocación” a alto nivel de grandes operaciones delictivas como transacciones de vehículos robados o estupefacientes, o a través de clubs deportivos profesionales o sociedades fantasmas: ninguna de ellas es sencilla, requiere profesionalidad. En el próximo post, que cierra esta serie, nos centraremos en el “menudeo”, pues es lo que más perjudica a línea de cajas y a la gran distribución y daremos algunas consignas para detectarlo a tiempo.




 


El billete de Cien Dólares, uno de los soportes-moneda
con menor seguridad y mayor índice de falsificación.








viernes, 21 de enero de 2011

Moneda muerta, dinero negro y billetes falsos (II).

Raramente el comercio se involucra en operaciones de blanqueo de dinero, pero es una realidad presente en nuestra sociedad y su máximo exponente es el billete de quinientos euros.


s'Hertongenbosch, a domingo 16 de enero de 2011. Víctor G. Pulido.





Durante el año 2009, la cifra de billetes de 500 euros puestos en circulación aumentó casi
un 2%, lo que representa el 64% del total de efectivo, es decir, unos 56.000 millones de euros.


Si en la anterior entrada comentábamos que los céntimos, en la situación de crisis actual, “tienen muchas vidas”, como las bolsas de plástico, a continuación recordaremos como la pasada década lo que “dio muchas vidas” a más de uno, y en bolsas negras, fueron las monedas de mayor poder de transacción y su relación con las diferentes tramas de corrupción urbanísticas y financieras que salpicaron el inicio de siglo en España. Decir billete de quinientos euros en Europa es sinónimo de opacidad. Tanto que los diferentes gobiernos de la Unión han aprendido la lección y a raíz de los últimos escándalos los billetes de €200 y €500, por su carga simbólica y económica para el mercado sumergido, deben ser los más vigilados. Tal es así que los cajeros automáticos no lo expenden, se debe acudir a un servicio de caja para poder obtenerlos por la vía bancaria. Si, por ejemplo, en La Haya o Burdeos pretendes efectuar el pago de varias noches de hotel mediante este soporte moneda, al recepcionista le parecerá estar tratando con el mimísimo diablo y no precisamente por ese inglés aderezado de acento español que lucimos muchos de nosotros y la merecida fama de picaresca que envuelve nuestro porte nacional. El problema no es tanto la nacionalidad como el formato de pago. Por ello te pedirá educadamente que rellenes un pequeño formulario interno con diversos ítems acerca del grado satisfacción con el servicio de hospedaje en general mientras se retira discretamente a verificar la autenticidad de la emisión en el mismo mostrador o en un despacho contiguo: saben hacer que no te sientas molesto por ser español. 



En España circulaban para 2008, un ratio de 2,43
unidades de billetes de €500 por cada residente censado.

El billete de €500, como consecuencia, está estigmatizado tanto social como administrativamente en gran parte del continente: a toro pasado se cree que no fue buena idea, excepto para la operativa bancaria, para la cual que se creó. De hecho toda la comodidad operativa que les proporciona a los bancos mediante este valor se le presupone para la economía negra y el blanqueo de capitales. Hoy en día, mil billetes de €500 pesan 1,140 kilos, de modo que un kilo de euros son unos setenta y tres millones de las antiguas pesetas. El equivalente a mil antiguos billetes de mil pesetas (cuyo peso era exactamente un kilo) corresponde hoy en día doce unidades de billete de €500 (en su equivalencia, veintisiete gramos). Por lo que su traslado físico del valor es más sencillo, menos llamativo y su control más complicado. Pero ahí no acaba la cosa. Sobre el valor de €500 injustamente recae toda la ira de la especulación inmobiliaria que ha dado con nuestros huesos en la crisis financiera y se asocia de igual forma a la promoción de la corrupción política de bolsas negras de basura cuando no al lavado de dinero bajo el consentimiento de las entidades financieras. “Todo quedaba en casa”, como gusta decir a los castizos. De hecho, hasta hace dos años, la mitad de los billetes emitidos oficialmente dentro del E.E.E. (Espacio Económico Europeo) de este valor se encontraban afincados dentro del territorio ibérico (España, Andorra, Portugal y Gibraltar). A pesar de su excesiva presencia en el efectivo circulante nacional, los españoles le habían asignado desde hace tiempo el irónico sobrenombre a este valor-moneda, la del efectivo de quinientos, de “Bin Laden”. Bajo tal denominación podrían referirse a un billete que todo el mundo sabe que existe pero nadie conoce exactamente dónde se encuentra. No deja de ser paradójico que un valor tan afincado en España no se dejara ver tanto. Llamar “Bin Laden” a uno de los grandes es un modo popular de traslucir su fuerte protagonismo como valor refugio en “B” (contabilidad “b” fuera del control de las administraciones tributarias). La reducción de la presencia monetaria de este soporte moneda por parte de las autoridades y bancos emisores en los últimos meses es una de las medidas que se han aplicado para luchar contra la economía negra y sumergida, que en el caso español sobrepasa ligeramente el 20% del PIB. La gran parte de las tiendas, incluso el grand retail, rechazan “uno o varios de los grandes” como medio de pago, pese a ser moneda de curso legal y disponer de dispositivos eléctrico de testación. Y es que no hay cajera que no tiemble al ver uno de ellos, sobre el que se formulan las más variopintas sospechas, algunas de ellas, lamentablemente, acertadas.



Muchos complejos hoteleros disponen bajo su  mostrador de un discreto
dispositivo de verificación de auntenticidad de valores circulantes.


martes, 18 de enero de 2011

Moneda muerta, dinero negro y billetes falsos (I).

El comercio no está desligado del efectivo circulante, de la moneda y el billete. Mientras perdure el dinero físico, las tiendas tendrán que luchar contra sus incidencias y su fraude mediante la verificación visual o electrónica del billete y la correcta facturación.


s'Hertongenbosch, a sábado 15 de enero de 2011. Víctor G. Pulido.







El “Euro”, la soñada moneda que unifica la soberanía monetaria y su disciplina fiscal de gran parte de los países del continente europeo, no está libre de ser objeto de incidencias derivadas de su circulación y operatividad, al igual que ya ocurriera con sus antecesoras, desde su puesta en marcha hace nueve años. La conocida en el argot financiero como “moneda única”, tuvo su origen metálico y puesta en circulación efectiva de modo simultáneo en trece países de la unión monetaria el primero de enero de 2002. Ya desde principios de 1999, se le reconocía su valor virtual, conviviendo de modo intersticial con las correspondientes monedas nacionales de la conocida antaño como “Europa de los Quince”. Hoy, como consecuencia de la ampliación de los socios comunitarios hacia el Este, la circulación alcanza cerca de treinta territorios incluyendo los países-principados satélites. Andorra, San Marino o Mónaco, comarcas-estados que se antaño sometieron a la soberanía monetaria de sus regiones matrices (lira, peseta, franco,...) son ejemplos de estos últimos; sin embargo se ha de precisar que carecen de acuñación o emisión propia, a la que sólo han accedido hasta la redacción de estas líneas catorce países hasta el día de hoy (quince con Estonia desde el pasado día de año nuevo). No obstante, el término moneda única no deja de evocar un sutil eufemismo de hermanamiento: algunos parlamentos europeos aún se obstinan en acogerla (como Londres), la perciben como una amenaza (Moscú), reniegan de ella (Atenas), la celebran (Bratislava y Tallín) o la anhelan sin pretensiones (Zagred o Ankara). Aunque Reino Unido, Suiza, Noruega, Suecia, Turquía y Federación Rusa, entre otros, aún no lo comparten por heterogéneos motivos de política o soberanía monetaria, admiten de diferente grado su circulación (y su suerte) por el interior de sus fronteras al estar insertas en el Espacio Económico Europeo (a excepción oficial de Rusia y republicas procedentes de la antigua Yugoslavia). Mas por mucho que pretendan marcar solapadas distancias, el efecto contagio del fenómeno euro les aflige, se filtra por los recovecos de su economía casi dos lustros más tardes y condiciona su ecosistema monetario. La moneda europea, llamémoslas así, cumplirá a finales del presente año una década de recorrido, fecha icónica en el que se plantearán muchos debates acerca de su eficiencia y sus tribulaciones durante su actual ciclo de vida. En el retail nos plantearemos el debate a un nivel de microeconomía. Durante los próximos párrafos, nos centraremos en tres aspectos que relacionan el euro y el retail, recalcando la fisonomía de los diferentes tipos de moneda que lo componen para su comprensión en nuestro público iberoamericano y cómo hacer frente a sus anomalías en las líneas de caja del grand retail del mercado español.



Mapa geomonetario de la implantación del Euro.


En la gran mayoría de los países europeos que se refugian bajo su paraguas fiduciario, el fraccionamiento “Euro” consta de siete valores en papel moneda (€5, €10, €20, €50, €100, €200 y €500) y de otros ocho en moneda acuñada (€0.01, €0.02€, €0.05, €0.10, €0.20, €0.50, la unidad de “Euro” y la moneda de dos euros). Una excepción vino de la mano de Finlandia, donde los valores conocidos como “monedas de cobre”, las de menor valor (€0.01 y €0.02) si desligamos de ello a la de cinco céntimos, se emitieron testimonialmente y apenas fueron objeto de circulación por su despreciativo valor de cambio. Esto revela una incómoda realidad para el sueño europeo: y es aquella que nos susurra que no todos los países socios de la divisa compartida comparten al mismo tiempo el mismo nivel de necesidad sobre su fraccionamiento: existen países ricos para los que las pequeñas monedas son inertes mientras para otros implican una significativa masa de circulación, valor de intercambio y velocidad de transacción. Sobre el tapete, esta desestimación de acuño, a la que informalmente se le conoce como moneda muerta, no es exclusiva del país nórdico: en muchos países la moneda de un céntimo de euro acuñada prácticamente es de nula circulación y tiende oficiosamente a desaparecer, como España, donde que apenas representa valor de transacción. Según un estudio del “Eurobarómetro”, el 73% de los residentes en España respaldaría la desaparición de la pieza de un céntimo mientras que un 64% se opondría a la salida de la circulación de la de dos. Se da la paradoja de que la fracción de moneda socialmente más desestimada en España es la que más se acuña por parte de nuestro banco (F.N.M.T) y por ende la menos rentable con respecto a su costo: desde 2003 se emitieron para este valor entre cuatrocientos y quinientos millones de unidades cada año representando una media de 25% de la masa los ocho valores acuñados. El problema, evidentemente, es que las monedas menores una vez que descansan en el bolsillo del ciudadano, no se mueven, están quietas en casa, no regresan a la circulación, como si desaparecieran de la base monetaria. Se calcula que, debido a ello, existen al menos cerca de trescientos millones de euros en cobre inmovilizados en nuestros tarros, descansando en el interior de los cajones de muestras mesillas de noche o sobre los pequeños platos cerámicos de nuestros muebles recibidores. La equivalencia al coste triplicado de traspaso que el “Real Madrid” accedió a pagar al “ManU.” por su jugador franquicia Cristiano Ronaldo.




Anverso universal de la moneda de un céntimo de Euro.


Aunque en datos macroeconómicos esta cantidad estimada sea despreciativa para el gobierno español, “McDonald™” ve en ello una fuente de ingresos para su estrategia de imagen social y solicita a los ciudadanos de toda Europa la donación de estas pequeñas monedas fraccionadas para su Fundación a través de pequeñas urnas-huchas de metacrilato presentes en sus líneas de facturación. Iniciativa que la multinacional norteamericana ha sabido casar en un país tan profundamente admirador de las hamburguesas como repleta de inservibles céntimos: Holanda. Países Bajos (así como el resto del Benelux en su estela) ha seguido los pasos de su vecino finlandés y se ha unido a la muerte del cobre, desechando los costes de producción relacionados con las monedas de uno y dos céntimos (superiores en producción a su valor mercantil: 1,81 céntimos para cada moneda de un sólo céntimo y valor fiduiciario de fabricación prácticamente homónimo para la de dos). El país de los polders ha sucumbido al reconocimiento de la baja productividad y alto coste de hacer circular las monedas de aleación de cobre a cargo del herario. Pero curiosamente, si te das una vuelta por sus supermercados y lineales el valor nominal de los productos aún se mide en céntimos ¿Y cómo me proporciona el cambio la cajera del “De Boer” o del “Spar” si ya no disponen de la circulación de las monedas menores?. Muy sencillo: aplican con neerlandés pragmatismo lo que ellos llaman el redondeo sueco: se ajusta al cinco o al cero su terminación en función de su mayor aproximación y todos contentos (estadísticamente, en lo longitudinal, no pierde nadie, ni cliente ni enseña).




Supermercado de la tienda "De Boer"
en la región neerlandesa de Brabante.


¿Podríamos replicar este protocolo de cobro en nuestras líneas de cajas?. Aunque existe el secreto deseo de que así sea por parte de los directivos de la distribución final, saben que en España, y en un contexto de crisis, es prácticamente inviable en términos de márketing puro. El comercio minorista de distribución, incluidas las medianas y grandes superficies, es consciente que a pesar de su queja manifiesta del tiempo que se emplea por parte de su personal de facturación en dispensarlas, de su fuerte intensidad de operativa de caja (calculadas en cinco millones de euros anuales en costes laborales por pérdida de productividad efectiva), es contraproducente negarse unilateralmente a desprenderse de las monedas pequeñas…¿en qué quedamos?. Pues bien, enfrentados a este deseo quedamos en “quién le pone el cascabel al gato”. Si el gobierno no impone la retirada de los valores menores, el sector “no mueve ficha”; el cobre representa aún un factor tangible de competitividad en el actual panorama de crisis: la enseña que redondee, muere a los ojos del consumidor. Los céntimos sueltos aún producen algo de poder adquisitivo en el  global del consumidor y generan circulación y riqueza con el que amortiguar los costes laborales suplementarios que implican su circulación, especialmente en las tiendas. La consigna es "dejemos que las pequeñas monedas aún circulen,  a pesar de los costes invisibles que generan con las esperanza de que tiendan a su desaparición natural". La concepción del gobierno es realmente la misma pero que, mientras tanto, generen consumo en tiempo de crisis en el camino hacia su propia extinción. A pesar de todo, las pequeñas monedas se les augura aún larga vida debido a los desequilibrios de renta per cápita y poder adquisitivo que existen entre los países miembros de la Unión, e incluso si cabe en el interior de muchos de los desequilibrios de sus fronteras nacionales (mientras existan capas econoníicamente desfavoecidas, subsistirá el cobre arropado entre ellas. Y, por supuesto, debido a lo ajustado de los precios y la competencia, para que las grandes y medianas superficies evitemos el redondeo (aunque sea estadísticamente ecuánime) y podamos seguir suministrando el cambio exacto y justo a nuestros clientes. Sin embargo, existirán siempre disconformes y disidentes: ¿A dónde van a parar estos céntimos o qué hacen los holandeses (y belgas) con todas sus monedas de céntimos que traen de los supermercados españoles a su regreso del tradicional spanish summer?. Terminan abandonadas en las mesillas de las habitaciones de hotel o donan su tediosa chatarra a la Fundación McDonald mientras degustan comida americana en Rokin Straat a su vuelta. Quizás no estén todos los céntimos en nuestros cajones, ni en nuestros muebles recibidores. Algunos tienen sueños de migración. Es el “contagio”, también exportamos céntimos. Quizá una parte muy reducida de nuestra clientela no esté muy de acuerdo y preferirían el redondeo, los neerlandeses; quizá nuestras cajeras estén más que psicológicamente agotadas de tanto cambio y trasiego; seguramente nuestros directivos prefieran el redondeo sueco y todos en paz; quizá muchos de los mandos intermedios no preferiríamos estar colgados del teléfono constantemente con la empresa de seguridad que nos proporciona las monedas-fracción. Pero después de todo, quizá, muy quizásmente, mientras el cobre perviva entre nosotros, seguirá siendo amigo de nuestra facturación. Si no hay cliente pequeño, tampoco moneda pequeña.

viernes, 14 de enero de 2011

Guerra de enseñas.

La guerra de precios establecida entre enseñas de distribución final en Europa refleja la dura puja por hacerse con un número cada vez mayor de clientes y desbancar a la competencia.





Hipermercado Heijn en el Benelux.


Chollos, dos por uno, precio de saldo, 50% de descuento en la compra de un segundo producto, tarjeta de puntos, cheques de reducción… Probablemente os suenen estos mecanismos de seducción. Las grandes y medianas superficies nos hacemos la competencia de una manera cada vez más exacerbada, llegando incluso a declararse la guerra, como en los Países Bajos, donde se practica la “venta a pérdida”. El grand retail está recurriendo a cualquier medio imaginable para ganar clientela en Holanda. Las enseñas se esfuerzan en desarrollar un modelo comercial distintivo que adopta diferentes estrategias, todas clásicas: precio mínimo garantizado y permanente, cascada de promociones temporales, estanterías cuidadosamente repletas o cajas de productos tiradas por el suelo… Desencadenada en 2003 y proseguida ferozmente desde entonces, la guerra de precios entre los supermercados holandeses se caracteriza por acciones promocionales basadas en la reducción de precios de venta a un nivel inferior al precio de cesión con impuestos (coste mayorista). Los directivos de las diferentes enseñas neerlandesas defienden estás propuestas bajo la asunción según la cual, una vez que un cliente acude a la tienda atraído por una oferta especial, nada le impedirá adquirir otros productos con los que compensar la pérdida. Nada nuevo bajo el sol en el Márketing POS, pero funciona. "Albert Heijn", líder del mercado holandés con el 30% de la cuota de mercado nacional (y con una política comercial y corporativa muy en la línea de lo que aquí en España sería “Supercor”, aunque compitiendo en precios), es la enseña a la que se le atribuye el inicio de esta guerra comercial conocida como la guerra de los supermercados. Todo comenzó tímidamente en 2003 cuando Heijn desafió a las enseñas de la competencia y a las droguerías que vendían a bajo precio un gran surtido de productos. Siendo fiel a su compromiso de adoptar los precios más bajos de los productos de gama alta y media, la enseña holandesa conocida por ser la reina de las superficies medias (aunque también posee hipermercados) comenzó a diseñar continuas campañas promocionales, a menudo con éxito, con objeto de ‘robar’ clientes a la competencia. De las más exitosas entre todas ellas, la reciente: cromos de fútbol para que los hijos de los clientes pudieran coleccionar las fotos de todos los jugadores del campeonato holandés como Luis Suárez, Bryan Ruiz, el traspasado al Barça durante el mercado de invierno Affelay o el mejicano Carlos Salcido. Todo un éxito teniendo en cuenta la multitud que se congregaba alrededor de las cajas.



Carlos Salcido en una imagen de cromo como promoción de
campaña de captación de clientes para "Albert Heijn".


Su rival en cuota de mercado “Jumbo”, con una expansión inigualable en todas las regiones holandesas desde que en 2008 absorbiera emplazamientos, adopta un estilo de márketing totalmente contrario. Sus productos no conocen ni promociones ni reducciones temporales de precios ya que todos se venden al coste más beneficio programado técnicamente más ajustado posible en función del precio de mercado de materias primas, costes de procesamiento y distribución. “Esto quiere decir que todos nuestros productos están en promoción continua”, explica en un programa debate Frits Van Eerd, director general de la empresa familiar. De hecho, teniendo en cuenta que los supermercados holandeses son un 11% de media más asequibles en precios que sus vecinos belgas, parece ser que el ahorro que suponen merece suficientemente la pena como para que los flamencos, tomen un pequeño desvío fronterizo. Los supermercados situados cerca de la frontera belga son, literalmente, asaltados. ¿A qué se debe esta diferencia de precio?. En buena lógica y como consecuencia de la reducción general de precios en las superficies de venta de los Países Bajos la demanda en torno a ellas se ha incrementado lo que ha retroalimentado esta competitividad belicosa al elevarse el número de compradores para un conjunto estanco de oferentes. Ello implica otra consecuencia colateral, la competencia desleal entre países: la “venta a pérdida”, está prohibida en Bélgica. En su capital, Bruselas, el Parlamento Europeo se ha posicionado recientemente a favor de la prohibición de esta práctica para los productos alimentarios en el seno de la Comunidad Europea. Consideran que si ya lograron restringir la venta de cannaboides a los no residentes holandeses, podrán controlar el dumpling holandés. Pero esta sintomatología fronteriza de precios no es propia del Benelux, y mucho menos de los Nederlands. En Eslovaquia, país adherido recientemente al sistema monetario europeo (“Euro”), miles de eslovacos cruzan sus fronteras durante los fines de semana para hacer shopping en los aledaños de sus países vecinos, especialmente en Polonia, Hungría y su ex-pareja Chequia. Vienen con los coches cargados. Aprovechan el poder monetario relativo de la moneda europea les prove para adquirir más allá de su nación artículos y productos similares (e incluso iguales) a un mejor precio con una moneda fuerte. Según el comercio minorista eslovaco, que sus países vecinos no se hayan adherido al Euro y al mismo tiempo lo empleen domésticamente como valor refugio frente a los desmanes de sus economías cambiarias es una ilegitimidad que acabará con ellos. Lo perciben como una guerra de precios encubierta. Y atacan especialmente a sus antiguos compatriotas los checos:“Si quieren pertenecer a la Comunidad Europea, como miembros de pleno derecho que actualmente son, que se acojan al Eurosistema y su disciplina: no debe tolerarse una Europa a la carta, esto me interesa, esto no”.



Supermercado de la enseña "Jumbo", en Madrid.


Las grandes superficies del resto de países europeos, como en Holanda, también viven una particular guerra de precios, sin importarles mucho la externalidad positiva o negativa que puedan causar en el resto de países socios u a otros formatos de comercio. En Francia, por ejemplo, la enseña de hipermercados “Carrefour” aplica a sus productos los descensos más agresivos en términos de PVP. Pero esto siempre conlleva consecuencias. Las investigaciones llevadas a cabo, tanto a nivel nacional como europeo, han demostrado que esta guerra tiene efectos destructivos sobre las Pymes, incapaces de hacer frente esta batalla y obligadas, por consecuencia, a efectuar despidos y cierres: ¿víctimas civiles?. La presión ejercida sobre los costes de personal y el peligro sobre la calidad de los productos son otros temas deben tomarse en consideración. Uno de ellos, la calidad de los productos, lo aborda Jeffrey Fox, experto en Márketing POS: “Todos los productos tienen un precio en función de su utilidad, esto es, de su beneficio. Si no se respeta el precio, se daña el producto. Los clientes no deberían perseguir el precio, sino el beneficio. Los consumidores se benefician de la guerra de precios en el corto plazo, las enseñas en el largo y los distribuidores en el medio. Pero el producto, la esencia de toda la estructura, queda dañado para siempre, porque desciende su calidad y difícilmente la retoma tras el conflicto”. ¿Se podría decir lo mismo del empleo?. “Como la guerra entre mafias de origen italiano por el dominio de un territorio, una guerra larga se carga el negocio. En este caso no son las drogas o el juego sino mercancías y personal: al final tocará negociar y repartirse el mercado: ya pasó con la banca y la guerra del pasivo”. Aunque a Bruselas (como a Washington) no le gusten los oligopolios, se tiende a la concentración y el reparto del hinterland. La complejidad se impone frente al empuje del comercio electrónico y la emergencia de nuevas enseñas  competidoras con capacidad de respuesta se antoja anómalo. Fenómenos como “Mercadona” o “Trader Joe's”, enseñas emergentes y consolidadas que abandonaron su ropaje de pyme para lograr imponer su presencia en el mercado, son tan singulares como el tipo de inteligencia y empeño incansable que han requerido para su expansión y consolidación. Sea por lo que sea, no parece que nadie se haya planteado declarar un alto el fuego por el momento. ¿Quién va a hacerse con el botín? ¿Quiénes serán las próximas víctimas? Algo es seguro: los consumidores solo pueden recoger los frutos de estas ofensivas, tanto por su poder adquisitivo como por la enorme elección de productos a su alcance.

sábado, 8 de enero de 2011

¿Por qué lo llaman "juguete educativo" cuando quieren decir "transmisión ideológica"? (Parte 3).

Los nuevos discursos crítico-sociales cuestionan el diseño-juguete. Las jugueteras y empresas franquiciadoras defienden su modelo de negocio. 


A sábado día 8 de enero de 2010. Madrid. Víctor G. Pulido.





Vivimos atrapados en nuestras propias contradicciones culturales plantando permanente lucha contra la realidad que nos forjamos. Por una parte, tendemos a establecer valores igualitarios y postmaterialistas; por otra la burocracia social tiende a la resistencia de lo cotidiano costumbrista. Todo en ello nos empuja a proyectarlo sobre el objeto, considerando al juguete agente (cuando no muchas veces al fabricante y a la tienda) responsable de transición de valores. El cambio social en lo didáctico-lúdico es una dolorosa metamorfosis que requiere de una ruptura intergeneracional, global, gradual y progresiva. Implica en su conjunto, además, cambios macroestructurales entre sectores productivos íntimamente relacionados y dependientes entre sí. Ocurre igualmente en esta resistencia al cambio que, ante la crítica, cada una de las estructuras implicadas (cultura, sociedad, producción, promoción, formación,…) ante el riesgo, delegue en el resto de agentes la responsabilidad del cambio, de la transformación. En los anteriores post en relación al producto juguete hemos constatado que así es. Unos a otros, sobre la superficie o de modo subrepticio, se apuntan con el dedo. En una cadena simple, muy alejada de la representación de la compleja realidad de la cuestión, podría reflejarse el modo en que la comunidad docente implica a los publicistas y estos a la vez declinan sobre la industria juguetera que descansa al mismo tiempo sobre la inclinación de la demanda, esto es los padres y madres, que exoneran la culpa de su prescripción a las enseñanzas recibidas de sus mayores y de sus profesores. ¿Un ciclo sin fin?. Afortunadamente no. Al menos según el "Instituto Andaluz de la Mujer", nada sospechoso de adoptar una actitud condescendiente con el fenómeno del juguete ideológico. En declaraciones correspondientes a estas Navidades que ya agonizan (en España el 6 de enero es festivo, no así en gran parte de Iberoamérica), donde los niñ@s podrán disfrutar de los juguetes hasta su incorporación escolar el lunes próximo, la directora de prensa del observatorio andaluz aseguraba con satisfacción que el cambio o transición responde su propia “hoja de ruta”. Asegura que no es difícil aunque reconoce que a los diversos componentes de la sociedad (a excepción de las diferentes administraciones públicas en España) les cuesta mucho mover pieza. Sin embargo, y a la luz de su informe, revela que aún así, un 50% de los spots emitidos en televisión por las diferentes cadenas y publicados en catálogos incumplen al menos uno de los puntos del decálogo de buenas prácticas. ¿Lo mejor?: las grandes cadenas de distribución, esto es, nosotros, somos las más respetuosas a la hora de diseñar el catálogo navideño y su orientación ideológica y salvo algunos productos que deben ser incluidos (los fabricantes y la distribución mayorista financian gran parte de la impresión de dichos catálogos), llegamos al aprobado. Al menos reconocen que somos un engranaje, nosotros nos marcamos lo que los niños deben o no elegir y el fabricante no es una más que el deseo adscriptivo de una sociedad y el modo de distribuir sus roles.



La juguetera zaragozana "Imaginarium", junto a su red de tiendas, una de las
enseñas que más apuesta por el juguete alternativo en sus diseños y discursos.


No obstante, no toda la industria juguetera se siente cómoda con su etiqueta de reproductor pasivo de los roles diferenciados predefinido por las costumbres o las estructuras de autoridad. Algunos, con mayor o menor razón, enarbolan la bandera del cambio. Mattel, es uno de ellos y se desmarcan. Sus juguetes no asignan roles, ofrecen discursos alternativos. La propietaria de la muñeca más famosa de todos los tiempos siempre han argumentado, y con razón que Barbie® es históricamente el juguete que mejor se adapta a los cambios estructurales de la cultura occidental desde su creación, especialmente en los referidos a aspectos sociales y así se lo hace entender a los más pequeñ@s a través de la comunicación que se establece a través de su didáctica. “Barbie ya hace décadas que es una profesional independiente y una mujer trabajadora y profesional de su tiempo: hasta tiene su propio vehículo deportivo y conduce su propia roulotte-van los fines de semana”.- nos comenta una portavoz- “En este sentido no entendemos la crítica ideológica que descasa sobre el juguetero, creemos que más bien responde a epifenómenos de discursos sociales reivindicativos que intentan sobrevivir a sus ideas cuando éstas, sus mensajes y conceptos, ya han sido asumidos e interiorizados por la sociedad: no necesita seguir siendo defendido y reivindicado lo que ya está integrado, hay que dirigir los esfuerzos hacia otras acciones más necesarias, y de un modo reorientado y constructivo”. Mattel sin duda alguna hace soslayada referencia a ciertas corrientes crítico-pedagógicas desgajadas de algunas antiguas escuelas de pensamiento de corte marxista-feministas de antaño que a día de hoy han moderado su discurso y orientado sus prácticas hacia posturas más socialmente aceptadas como el igualitarismo y el ecologismo, con el objeto de seguir siendo escuchadas. “Aún queda mucho por hacer”, parece rezar su lema. Sus tesis, en cierto modo analíticas, defienden la noción de que, realmente, la sociedad y el sistema de producción industrial del juguete no han asimilado el producto alternativo, “tan sólo lo han secuestrado”. El juguete, vienen a decirnos, no está desligado de las percepciones que una sociedad tiene de sí misma y de su modo de producción; castizamente hablando: somos lo que regalamos, seremos a lo que jugamos. Luego el problema, deviene en lo social, algo ya comentado. Pero con el agravante de complicidades toleradas, replican: “El lobby juguetero internacional no ha dado la espalda al juguete-rol, sólo lo ha disfrazado de juguete alternativo, asumible y acomodable por y para la ideología dominante: ofrecer un deportivo a una niña y una cocinita a un niño no cambia nada”. A pesar de cierto aire de sesgo, de lectura e interpretación extrema del fenómeno, su visión no es ni mucho menos desacertada. El juguete alternativo, entendido como todo aquel que se distancia del tradicional como el bélico, el de acción, el maternal o, en definitiva, el preasignado doméstico, se percibe sublimado por la inercia de la tradición y lo dotan de las mismas vestimentas sociales que pretendidamente tienden a ser evitadas; no se han suprimido los roles no equiparativos, simplemente se han cambiado de bando o de escenario: las muñecas se disfrazan de Lara Croft®, Barbie® se masculiniza acelerando su bólido (y su divorcio) y las niñas ya no quieren ser princesas. Antes rockeras a lo Sabina, que amas de casa; no sueñan con escaparse con el Circo para ser bailarina sobre el alambre, sino para ser moteras, Draculauras® a lomos de los “Angeles del Infierno”… Los niños, sin embargo aunque de modo menos acentuado, tienden a patrones imitativos de la madre y empujan un carrito durante los paseos al parque, sólo que en su interior no se esconde un Nenuco®, sino un pequeño Hulk® de plástico o un Spiderman® de trapo: amamante a su propio superhéroe. Al juguete alternativo, como vemos, se le inyectan esteroides y hormonas. No se neutraliza el proceso, sólo se invierte su discurso. El pensamiento social de este modo y a través del juguete, hace propio el discurso alternativo una vez lo ha aceptado como ineludible, lo interioriza para reintegrarlo en su propio universo, lo amolda a su antojo y lo vende como propio. De este modo, convirtiéndolo en un objeto “cool”, de sofisticación, políticamente correcto, neutraliza su fortaleza crítica, no transciende su mensaje trasgresor porque se encuentra enjaulado en la neurótica vorágine de la ostentación mediática y permisiva,…hay algo de lascivia social en todo ello que lo deforma.



Algunas voces críticas acusan a Disney Co. de apropiarse del discurso
racial-vindicativo para  la construcción de sus productos fílmicos.


Y, sin embargo, se mueve: “Ahora dirán que Barbie® representa el consumismo e individualismo occidental y el triunfo personal propio de la egoísta mentalidad norteamericana sobre las nociones del comunitarismo; o que está demasiado delgada, o incluso divorciada, o que no lleva velo… Nuestra muñeca siempre será blanco fácil de cualquier crítica ideológica: está claro que nunca la dejarán tranquila, no le perdonarán ser una mujer de su tiempo. No la dejan progresar aquellos que dicen mirar por ella”.- insisten irritados desde “Mattel”. ¿Y qué dicen los fabricantes?. “Está claro: hagas lo que hagas, existirá algún inconveniente, dañarás alguna sensibilidad. El juguete está tan cargado de simbología, que no basta con innovar, no basta con sorprender. Incluso tendiendo a lo políticamente correcto, hierras. Siempre seremos la cara menos amable del fenómeno: el juguete y su diseñador cargan con la cruz de pecados ajenos, es un mártir de los males del mundo”. Si el debate se centra sobre el concepto del “discurso alternativo”, si a la industria del juguete se le acusada de haber secuestrado lo alternativo, las escuelas críticas no menos han raptado el discurso. Triste conclusión: tanto monta, monta tanto. Andamos en círculos. Todos lo impregnan de su propia cosmovisión. O quizá no lo estemos enfocando del modo correcto. Esto es lo que alega Disney cuando disiente. Disney, cuya última princesa, Tiana, le ha supuesto críticas por el modo en que asimila los valores de integración racial al tiempo que los envuelve en ropajes de princesa (Tiana es mujer afroamericana), es un ejemplo de una visión más objetiva, antropológica si prefiere, acerca de la cuestión asignadora de roles prefigurativos. En Disney se lo toman con menos dramatismo y más campechanería: el juego infantil, defienden, no es una responsabilidad social, al menos en la infancia. El niñ@ asume roles según su edad, y su rol simplemente es el de, ni más ni menos, ser niños, no pequeños adultos. A medida que avanzan en edad, abandonan algunos roles infantiles para asumir otros y así hasta encontrar el suyo propio definido en la edad adulta: viene a decir algo así que las princesas de hoy son las profesionales del mañana, pero que antes han de ser, si así lo desean, princesas, como si de una etapa cognitiva más se tratara. Desde Orlando consideran que se les niega la infancia si se le niegan papillones positivos de representación virtual, como pueden ser la propia Tiana. Y en parte tienen razón porque los cuentos y los roles asociados a ellos no los inventó la multinacional norteamericana: tienen mayor antigüedad que La Biblia y compete a la tradición oral. “Todos los pequeños tiene derecho a soñar, todos los niñ@s tienen la obligación de imaginar. La princesa es un modelo de diversión positiva, no de comportamiento prescriptivo”. Los detractores o simplemente temerosos de que la didáctica de los productos Disney escondan propuestas sexistas está fuera de lugar. “Nosotros estudiamos el comportamiento antropológico infantil y a raíz de ello damos forma al producto. Creamos Bibbidi Bobbidi cuando nos percatamos que las niñas acudían a nuestros espectáculos disfrazadas de princesas, no creamos una tendencia y mucho menos una prefiguración social”- comentó Andy Mooney para The New York Times- “Simplemente dimos a las chicas lo que querían (…). Creo que las chicas se imaginarán como princesas y luego superarán esa fase para convertirse en abogadas, doctoras, madres, lo que corresponda a sus decisiones de adultas”. A cada edad, su rol; para cada rol, su producto. Disney no se complica. Y sigue facturando, generando riqueza. 



Imagen de "Bibbidi Bobbidi Boutique" facilitada por Disney Co.
 

viernes, 7 de enero de 2011

¡¡ Exin Reyes !! (y 2).

La popular juguetera española vivió sus últimos momentos entre el reconocimiento del sector internacional y la amargura de no poder dar continuidad a su proyecto y valor de marca.


Biblioteca Rosaspages.





La irrupción de las primitivas consolas y del juguete tecnológico (más allá de la electricidad que incluye el chip) y la fuerte competencia procedente de países como Taiwan y su órbita, obligó a “Exin” a llegar a un acuerdo con la casa madre de Scalextric para un intercambio de exportaciones e importaciones de sus respectivos mercados, llegando al acuerdo consensuado mediante el cual la casa española decide volver a comercializar ella misma sus productos con la denominación SCX al Reino Unido y la Scalextric inglesa comercializaría sus productos en España bajo el nombre SuperSlot. A finales de la década de los ochenta, “Exin” absorbió a la empresa “Model-Iber”, fabricante de la línea Ibertren desde 1973, que después de algunas reestructuraciones y modificaciones en su catálogo, la conocida gama de trenes seria fabricada directamente por la juguetera catalana hasta el final de esta. No obstante, suponemos que antes de la compra de Ibertren, las dos empresas tuvieron estrecha relación durante años, pues compartían desde hacía tiempo una misma dirección, pues la gestión de garantías de “Exin” se realizaba en las mismas oficinas de “Model-Iber”. Cuanto más punzante y agobiante era la crisis, más esfuerzos parecía hacer “Exin” para salir de ella mediante la política de productos de alta calidad y con ideas nunca vistas hasta entonces, pues se inicia la década con una impresionante noticia: la presentación de un nuevo Scalextric 4x4, derivado directamente de los antiguos STS pero con modificaciones lo suficientemente importantes para ser un producto totalmente nuevo y atractivo para los consumidores. Otra de las grandes ideas, y de la cual se aprovecharía sus sucesoras en lo que hace referencia a Scalextric, es el nacimiento de la gama Vintage, que en realidad era la re-edición de coches de Scalextric de décadas anteriores. Sin duda, se quería así complacer a las generaciones que habían crecido con viejo juguete rodado y que no habían abandonado su afición.



"STS 4x4": el I+D juguetero supuso una realidad
 internacional durante los años setenta y ochenta.


Como ya apuntamos más extensamente en la entrada anterior, la crisis provocada por diversos factores de nuevos soportes lúdicos y productores emergentes, provocaron pérdidas económicas importantes a las empresas jugueteras e incluso cierres en muchas de ellas. “Exin”, evidentemente, tampoco fue una excepción y la crisis se empezó a notar de forma acusada a mediados de los años ochenta. La existencia de productos deficitarios y un larguísimo periodo de malos resultados económicos provocaron que en 1993 la empresa cerrase sus puertas de modo definitivo. Como sucede habitualmente en estos casos, se formó un comité de empresa para acordar las condiciones en la que los trabajadores se quedarían, es decir, para pactar las indemnizaciones que habían de recibir los trabajadores por el cese de actividades de la empresa. Como también es habitual, se cree que transcurrieron bastantes momentos tensos y se tardó en llegar a un acuerdo definitivo Sin duda alguna, esta parte de la historia de “Exin” es la más controvertida y la que ha generado más rumorología entre aficionados. Existen muchas historias, algunas de las cuales verdaderas leyendas urbanas y así como muchos testimonios de personas que afirman haber trabajado en la empresa. Los foros de opinión especializados van llenos de pequeñas anécdotas o visiones muy personales sobre lo que sucedió en aquellos últimos instantes de la vida de “Exin”. Al realizar este entrada, hemos podido acceder a muchas y variadas opiniones sobre lo que sucedió, pero solo hemos seleccionado las que hemos considerado más verosímiles, creíbles o que encajan perfectamente con el resto del contexto. A pesar de que son rumores, aunque también con una cierta lógica, se afirma que la directiva ofreció la explotación de “Exin” al comité de empresa, pero este lo rehusó, pues era ilógico aceptar como moneda de cambio una empresa en la ruina. Otras fuentes afirman que esta decisión de rehusar por parte del comité de empresa fue un gran error, pues “Exin” todavía tenía un gran potencial como empresa y sobretodo un prestigio como marca, pues era bien conocida por parte de sus clientes. No obstante, sinceramente creemos que el comité de empresa actuó con lógica, pues estaban reunidos en la mesa de negociación justamente a causa de los problemas financieros de esta empresa y no querían recibir un "regalo" como aquel, del que hubieran sacado poquísimo capital y seguramente, otra vez habría adquirido deudas. Evidentemente que en el futuro, líneas como Scalextric, Madelman, Exin Castillos o CinExin volverían a dar ciertos buenos resultados en una refundida “Exin”, pero también es verdad que las empresas que daban forma al pequeño conglomerado de marcas tendrían que invertir muchísimo capital en relanzar adelante ese proyecto, un dinero que en ese momento el comité de empresa no disponía, ni podría solicitar financiación externa, ni podía asumir en absoluto.



"Tente", el innovador juego de piezas de montaje,implicó
una innovación global dentro de su segmento de producto.


Posteriormente de decidirse el cierre de la factoría, el comité de empresa gestiona en su beneficio obtener tanta rentabilidad como fuera posible gracias a la venda directa de productos que estaban aún en los almacenes de la fábrica. Para esta tarea, habilitaron espacios justamente frente a la fábrica “Exin”, como si de un mercadillo se tratase y donde los ciudadanos que allí se acercaban pudieran adquirir productos de forma parecida a la liquidación de una tienda. Creemos que íntimamente vinculado a este hecho, existe también el rumor que afirma que los responsables de “Exin” autorizaron a su personal, básicamente el emplazado en las oficinas, a coger tanto material como pudiesen, incluyendo dibujos originales de cajas, prototipos y todo lo que tuviese un valor superior al resto de material del almacén. La pregunta que nos planteamos al conocer este detalle fue: ¿Por qué autorizaron una cosa parecida?. La única teoría más o menos razonable es que, en contra de lo que se pueda pensar en un principio, los propietarios autorizaron este "acaparamiento" con la única intención de que así se guardaría gran número de material inédito e importante para futuros coleccionistas. Los directivos, así como el personal que durante muchísimos años estuvieron en “Exin”, demostraron durante todo ese tiempo tener gran amor por la empresa y sobretodo por lo que estaban haciendo. Por tanto, es posible que muchos de ellos tuviesen temor de que este importante material fuese vendido como si de material en serie se tratase. De esta manera, sabían que este material se conservaría en manos de sus nuevos propietarios o que serian adquiridos por coleccionistas. ¿Imagina el lector un prototipo vendido a un niño sin capacidad para discernir si eso es o no importante? ¿Dónde habría ido a parar tal pieza? Sin hablar, claro, de los dibujos originales que había en los archivos, algunos de ellos auténticos incunables de dibujantes bien reconocidos. Según testigos presenciales, algunos de estos dibujos actualmente cuelgan en despachos de médicos, abogados, etc…, al lado de sus propios títulos. A pesar de esto, algunas pruebas de fábrica se vendieron en esta tienda improvisada organizada por el comité de empresa y actualmente son piezas de alto valor, ávidamente buscadas por coleccionistas. No sabemos si este apartado aclara misterios que el lector pudiera saciar o viene a sumar más material para alimentar la rumorología existente. No obstante, el andar de “Exin” no puede concebirse sin mirar hacia el otro lado del Atlántico, precisamente hacia “ExinMex” que todavía daría bastante que hablar aun a pesar que la empresa de Molins de Rei había ya desaparecido sin dejar rastro.



Cartera de productos de la última etapa de "Exin".


“Exin” siempre fue una empresa peculiar, incluso hasta en el hecho de que sus gamas de productos continuaron existiendo después de la muerte de la factoría. Muchas líneas de productos sobrevivieron en manos de otras grandes fabricas, como por ejemplo la gama Tente que fue adquirida por “Borràs”, creando esta compañía en torno a este juguete una línea de producto realmente sorprendente por su calidad, planteamiento y nuevos productos. Por otra parte, la multinacional “Tyco” adquirió los derechos de Scalextric, una de las únicas líneas que producían beneficios, por un plazo de cinco años, trasladando su producción a China para abaratar costes. Desgraciadamente, a pesar de la recuperación de grandes ideas de “Exin” como la creación de un club o el mantenimiento de la serie Vintage, “Tyco” perdió muchos clientes defraudados por la nueva mala calidad de sus productos respecto a “Exin”. Sinceramente, creemos que el gran error que cometió “Tyco” fue que sus responsables consideraron Scalextric solo como un juguete, sin valorar la afición que había tras de sí. Cuando por fin se dio cuenta de este hecho diferencial fue demasiado tarde y finalmente, con números rojos, tuvo que vender los derechos a “Tecnitoys”, actual propietaria que, aun a pesar de mantener la producción en China, el diseño y gestión se hace en nuestro país. “Tecnitoys” pronto se preocupó de ganar el terreno perdido por su antecesora y lo primero que consiguieron es que los consumidores volviesen a tener confianza en sus productos. Al tiempo que ocurría esto con la gama Scalextric, Carlos Pérez, propietario de “Grupo Popular de Juguetes”, después de conseguir los derechos de la línea Madelman mediante una subasta por Internet, pudo empezar la fabricación de estas figuras de acción, a los que seguirían Exin Castillos y Exin West. El éxito de “Popular de Juguetes” fue realmente considerable, creando incluso nuevos modelos, algunos de ellos superiores en calidad a la propia Exin. Finalmente, otra de las empresas protagonistas de la era post-Exin es “Ninco”, que merece un comentario aparte. Creada en 1993, fue fundada por dos ex empleados de “Exin”; Eduard Nin y Eladio Cosculluela, este último, desgraciadamente desaparecido a causa de un infarto no hará muchos años y que en “Exin” desempeñó el cargo de responsable de matricería y moldes. En “Ninco”, el hueco que dejó este tras su desaparición fue ocupado por su propio hijo. Actualmente, “Ninco” está considerada como una de las mejores empresas fabricantes de Slot de todo el mundo. La calidad de sus productos es muy elevada, convirtiéndose en referencia de muchas empresas de la competencia. Además, “Ninco” sigue las pautas que en su momento crearía “Exin” como una excelente relación con sus aficionados. Otro aspecto a destacar es la estupenda web de la marca, impecablemente bien realizada y sin duda, una de las mejores que el modesto escritor que redacta este texto ha tenido ocasión de navegar. En lo que hace referencia a la fábrica en Molins de Rei, este edificio actualmente todavía continua en pie y básicamente tal y como lo dejó “Exin”, albergando la empresa "Agrícola del Hidalgo, S.A", dedicada a la creación de flores y plantas artificiales para la decoración.



"Exin Basquet", uno de los últimos lanzamientos de la marca,
tras el subcampeonato olímpico español en "Los Ángeles´84".




miércoles, 5 de enero de 2011

¡¡ Exin Reyes !! (1).

En la época que transitamos cuyos referentes parecen ser "regala nostalgia" o "compra vintage", empresas como Exin, con líneas de productos clásicos consolidados, ¿cuanto facturararían si siguieran en el mercado?.


Enero de 2011. Biblioteca Rosaspage.







Exclusivas Industriales Sociedad Anónima, más conocida entre el público como “Exin”, nació en la calle Roger de Flor de la ciudad de Barcelona el año 1951, fabricando utensilios de plástico, pequeños electrodomésticos y juguetes. Como la mayoría de empresas parecidas que existieron en ese momento, la demanda no permitía que solo se dedicasen a la fabricación de juguetes en exclusiva y solo será con el paso de los años, cuando la actividad de la empresa no se dedicará por completo al tipo de producto que le dio prestigio. En lo que a juegos para los más pequeños de la casa se refiere, durante la década de los cincuenta, “Exin” creó juegos y juguetes muy bien meditados y pensados, primando por encima de todo la calidad pedagógica. Es también en esta época cuando Ramon Sabatés (1915-2003), popular dibujante de la revista “TBO” que periódicamente realizaba los famosos "Inventos del TBO" entre otros, que realizaría trabajos para la juguetera, diseñando las tapas de varios juegos de sus juegos. Su estilo dulce, sin duda alguna, era muy adecuado para la sensación que los responsables de Exclusivas Industriales querían transmitir a sus futuros clientes. Algunos de sus trabajos más memorables los podemos encontrar en las tapas de los juegos de habilidad "La Cucaracha" o "Ghynkama Motorista". Pero no será hasta principios de la década de los sesenta, cuando “Exin” se empezaría a popularizar gracias a sus líneas de juegos más importantes. Concretamente en 1962, obtendría la exclusiva para la península ibérica por parte de la casa británica "Lines Brothers Group" en fabricar y comercializar su producto estrella, unos coches a escala aproximada a 1/32 que circulaban velozmente por pequeñas pistas: se trataba del popular Scalextric. Este hecho supondría un punto de inflexión en la historia de la juguetera, empezando esta empresa una nueva etapa que coincidiría con la separación de sus dos socios y el traslado de la firma a Molins de Rei, en una moderna fábrica construida con los sistemas más avanzados del momento y por auténticos especialistas. La separación de los dos socios se debió principalmente a que uno de ellos quiso continuar como hasta entonces, es decir, fabricando juguetes pero también otros artículos de plástico y el otro socio quería dedicarse en exclusiva a los juguetes. Afortunadamente para toda una generación, se impuso la segunda opción. Scalextric fue presentada en el “Salón del Juguete de Barcelona” de 1962, ante una indiferencia bastante acusada por parte de visitantes, sobre todo mayoristas y comerciantes. Diversos fueron los factores que propiciaron esa indiferencia inicial, entre ellos, un gran ignorancia acerca del producto, pues dentro de nuestras fronteras, Scalextric era un juego totalmente desconocido. Otro de los factores que frenaron un éxito inicial fue el propio nombre, pues esta era una palabra difícil de pronunciar. No obstante, gracias a la inventiva de sus promotores, “Exin” superaría este pequeño trance inicial con una nota muy alta, y al cabo de poco tiempo Scalextric sería el juguete estrella de todos los niños que se lo podían permitir, pues también hay que decir que su precio era bastante elevado y en ciertos casos, hasta prohibitivo para más de una economía familiar con muchos hijos y escasos recursos típicas de aquellos años.



SEAT 600 de 1966, el primer modelo de
“Scalextric” fabricado únicamente en España,
y objeto de coleccionismo internacional.


Pero afortunadamente la gama se fue comercializando más o menos correctamente, hasta el punto de que “Exin” empezaría a fabricar coches para esta línea, como fue el Cooper de 1965. Además, el hecho de que la casa matriz diese algo de libertad a sus empresas subsidiarias, fue un factor decisivo para que pronto la empresa catalana crease sus propios modelos. Caso emblemático fue el SEAT 600 de 1966, el primer modelo de Scalextric fabricado en nuestras fronteras e inexistente en la casa madre. Por su parte, el resto de subsidiarias que fabricaban el producto en el mundo, también hicieron lo mismo que “Exin” y la francesa “Meccano”, que crearía el Alpine A-110 (que operaba en la zona del Pacifico) llegaría a acuerdos comerciales con “Airfix” para que esta fabricase sus propias carrocerías. Incluso en Estados Unidos, la marca que distribuía Scalextric en su zona franquiciada, fue más lejos que sus otras compañeras y fabricó modelos a escala 1/24, hecho que supuso una autentica revolución a la vez que un alejamiento en la filosofía inicial dictada desde el Reino Unido. Pero volvamos a “Exin”, que es lo que nos interesa. Esta, en poco tiempo, se especializó en la fabricación de una variada gama de modelos con una calidad muy alta, vendiendo productos en los mercados correspondientes a la propia casa matriz y subsidiarias, tomando cierta cuota de mercado e incomodando al resto de sus compañeras que observaban como nuestra protagonista "les pisaba el terreno". Entre los años 1966 y 1967, durante un viaje por los Estados Unidos del hijo del propietario de “Exin”, éste pudo comprobar el éxito que en ese país tenían las figuras de acción G.I.Joe, fabricadas por “Hasbro”, por lo que decidió hacer algo parecido. Para tal tarea, “Exin” adquiriría una empresa de plásticos al borde de la quiebra llamada “Madel” (Manufacturas Delgado), situada en San Martín de la Vega (Madrid), y empezarían la fabricación de la línea Madelman, una de las más exitosas de la marca. Esta sería presentada al público durante la campaña de Navidad de 1968. Precisamente en este año, con la intención de crear una punta de lanza para la introducción de sus productos en América Latina con tal de economizar costes, “Exin” crearía una sucursal ubicada en México llamada “ExinMex”, donde se fabricarían líneas como Madelman y Scalextric, conveniente adaptadas a ese particular mercado. Esta compañía sería definitivamente cerrada en 1998, después de un largo periodo de aparente inactividad. En ese mismo año todavía habría más sorpresas, pues, como derivación de la línea Exin-Block, empezada unos años antes, se presentaría famoso ExinCastillos.




Pedro Andrea nos proporcionó una síntesis
 de la línea de productos "Madelman".


“Exin” estrenaría la década de los años setenta con la fabricación del conocido “Mecanno” en 1970, creando algunos sets, no obstante, aunque no están claros los motivos, pronto se abandonaría la producción. Meses después, en 1971 se iniciaría la comercialización de otro de los juguetes estrella de la marca y uno de los más longevos en el tiempo, pues estaría en catálogo, con las oportunas modificaciones, hasta el final de “Exin”, nos estamos refiriendo al Cinexin. Es también durante 1971 cuando, fuera de nuestras fronteras, la casa matriz de Scalextric, aun a pesar de trasladar sus instalaciones en la nueva fábrica de Margate, desde finales de la anterior década tiene serios problemas financieros y es vendida al "Grupo Dunbee-Combex-Marx". Como consecuencia de este hecho, la filial francesa es vendida a “Meccano”, pero curiosamente “Exin” se vería desligada de la operación, pues a pesar de ser filial en lo que a Scalextric se refiere, la marca catalana mantendría el derecho de comercialización de esta línea en España. Es a partir de esta situación, cuando “Exin” se vería con las manos libres para crear gamas como ella creyese conveniente, sin ataduras respecto a la casa matriz, a la vez que apostó por la calidad, realizando modelos cada vez mejores y abriendo unos años dorados del Slot en nuestro país. Por el contrario, la marca inglesa, optaría por la política de realizar cantidad en vez de calidad, cosa que ayudaría a una ruptura de relaciones entre esta y “Exin” en 1973. Un año antes, en 1972 vería la luz otra de las líneas importantes de “Exin”, concretamente la gama Tente, un juego de construcción al estilo de "Lego", que en ese momento estaba haciendo furor en Europa. No se trató de una mera copia, sino una genial adaptación de la idea, que demostraría una vez más que “Exin” y sus responsables estaban muy alerta sobre lo que sucedía fuera de nuestras fronteras. 1975 sería el año en que otra excelente línea de juego de construcción aparecería en escena, nos referimos a ExinWest, un juego que reproducía construcciones al estilo de las películas del Oeste Americano, con personajes y accesorios incluidos. Esta gama, de gran calidad tanto en plásticos como en diseño, será una de las más valoradas entre coleccionistas y aficionados en general. Es precisamente en esta misma década cuando “Exin” estuvo a punto de lograr una licencia que le habría dado a la empresa todavía más importancia, pues casi llegó a firmar un acuerdo con la alemana "Geobra" para fabricar los famosos clicks de Playmobil. Pero a veces la mala suerte aparece cuando menos uno se lo espera y por causas totalmente fortuitas, los responsables de “Exin” no pudieron cerrar este trato, yendo a parar finalmente a Famosa, quien realizó un excelente trabajo con los clicks de "Famobil".



La gama de "Exin West", reconstruye escenenarios clásicos
reflejo del cine de tarde televisado de los años setenta y ochenta.


“Exin” estrena la década con una noticia realmente mala y que en cierta manera, presagiaba los malos tiempos que se avecinaban. Justo en 1980, “Dunbee-Combex-Marx”, propietaria de Scalextric, tiene de nuevo graves problemas financieros y es vendida a “Hornby Hobbies”. Por el contrario, aquí las cosas iban mejor que nunca y se preparaba una gran operación de marketing para celebrar los veinte años del “Scalextric” nacional. Poco les duró la alegría, pues solo algunos meses después, “Exin” empezaría ya a notar los primeros efectos de una crisis que no solo la afectaría a ella, sino que a todas sus compañeras del sector juguetero, de la misma forma en que ya estaba afectando profundamente a empresas de fuera de nuestras fronteras. Una de las primeras medidas para intentar ajustar el presupuesto se realiza en 1983, cuando “Madel” finaliza la fabricación de los Madelman, pues “Exin” pretende centrarse en la línea Scalextric, la que aporta los más grandes beneficios a la marca. Ante la desaparición de la gama Madelman, se pudo modificar profundamente su conocido CinExin para adaptarlo a los nuevos tiempos, por lo que en 1983, apareció un nuevo proyector que sustituyó al anterior. No se trataba tan solo de un lavado de cara, sino de un producto completamente nuevo, gracias a su nuevo sistema que resultaría más fácil y cómodo de manejar, ya que las películas, en vez de bobinas, por fin eran en formato de cassette estanco. Esta política de productos de alta calidad vería su cenit en 1985 cuando Scalextric modificó su gama con nuevos y sorprendentes elementos como luz en los coches, tracción total, nuevas guías, etc... Pero las cosas iban de mal en peor, y la casi indestructible “Exin” se veía amenazada por diversos factores, entre ellos, una nueva generación de videoconsolas y ordenadores personales hacían furor.

 
CinExin de bobina que fuera sustituido
por el formato de cassette compacta.