martes, 30 de octubre de 2012

Los cambios sociológicos de la reforma universitaria.


La reforma universitaria que propone el ministro Wert implica desproveer a las regiones más desplobladas y extensas de su capital humano y de sus talentos para centralizarlos en universidades que sí cumplen sus requisitos y que están en grandes núcleos de población. El autor analiza las consecuencias socioeconómicas y de sostenibilidad social que puede acarrear a medio   plazo para las regiones afectadas por la nueva regulación. 

Francisco Centeno Velázquez Profesor del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Uex. Diario "Hoy", a viernes día 15 de junio de 2012.




Mucha importancia se le está dando al aumento de las tasas de primera matrícula, y a la mayor exigencia académica para conseguir una beca para los estudios universitarios. Y la tienen. La importancia radica, fundamentalmente, en que estos cambios dejan a una parte de la población estudiantil sin muchas posibilidades que, hasta hace unos meses, podrían haber tenido para acceder a los estudios universitarios; y, a largo plazo, a mejorar su calidad de vida. Sin duda, las consecuencias de estas dos medidas dejan más indefensos aún a los estratos sociales menos privilegiados y terminarán por aumentar las diferencias sociales. 





Pero esto es sólo la punta del iceberg, de los cambios que el ministro José Ignacio Wert quiere introducir en el sistema universitario español. Para entender bien algunas de las consecuencias de estos cambios es necesario retrotraerse a la época de los inicios de nuestra democracia. En este periodo se fraguaron los cimientos del sistema universitario actual, donde hubo una premisa fundamental, la descentralización de la universidad, es decir, las universidades se acercaron a los ciudadanos, de manera que se pasó de un sistema con 29 universidades públicas a más de 70 que tenemos en la actualidad y distribuidas por todo el territorio nacional. En los periódicos de la época, cuando se creaba una universidad nueva en una comunidad autónoma que no la tenía, el comentario más frecuente era siempre el mismo: “¡Y para qué querrán estos una universidad!; ¡la crean sólo porque la comunidad autónoma vecina ya la tenía!”. Y no les faltaba algo de razón, los números así lo indicaban y lo siguen indicando: el primer criterio de los estudiantes en la elección de su centro de estudios universitarios en la proximidad. Esto es un argumento endeble como para justificar la creación de una universidad en un territorio dado, eso es cierto, pero si analizamos las relaciones universidad veremos que unas de las consecuencias más importantes de la creación de una universidad en un territorio que carecía de ella es que fija a la población más preparada. Más del 70% de los estudiantes universitarios que estudian en la universidad de su territorio se quedan en él ejerciendo su profesión y, casi el 40% de los estudiantes que salen de su territorio para estudiar en una universidad distinta no vuelven a ese territorio de origen. Es decir, que las universidades fijan a la población de egresados. Esto sociológicamente no es nada desdeñable, ya que el hecho de que la población mejor formada de un territorio pueda desarrollar su talento en el mismo supone fijar ese talento y el talento es futuro, es desarrollo, es creación y es innovación. En un reciente estudio encargado por la Uex a una entidad externa se concluye que la inversión es esta Universidad es rentable: para cada euro invertido en ella, la Uex devuelve a la sociedad extremeña 2,1 euros que provienen no sólo de su financiación pública y no sólo de los recursos que una universidad es capaz de captar más allá del territorio en el que está ubicada, sino también de lo que los egresados que se quedan en la región son capaces de generar. 


P.I.B. per cápita 2012 de las diferentes CC.AA. analogía con países soberanos. 


Uno de los rasgos de las propuestas de Wert para reformar el sistema universitario español es fijar un número mínimo de alumnos de nuevo ingreso por titulación para que ésta sea económicamente rentable. Y ese mínimo número de alumnos no tiene matices ni por población, ni por dispersión de la misma, ni por nada… Es decir, que aquellas universidades periféricas, como es el caso de la "Universidad de Extremadura", se verán abocadas a cerrar bastante su oferta de grados. Además de lo que esto puede suponer para los trabajadores (docentes y no docentes), de las universidades afectadas, lo más grave es que su población de estudiantes y el talento que ella conlleva, deberán marcharse a otros territorios a estudiar aquello que les interesa, y además tendrán que hacerlo en condiciones menos favorables que hasta hace poco, con menos becas y más exigencia para acceder a ellas. En definitiva, la reforma que propone el ministro Wert, implica, desde un punto de vista sociológico, desproveer a las regiones más despobladas y extensas de su capital humano y de sus talentos, para centralizarnos en universidades que sí cumplen sus requisitos, aquellas que están en grandes núcleos de población. En definitiva, supone olvidarse de aquello que tanto nos ha costado ir alcanzando, el equilibrio social y entre territorios. 





Como yo no dudo de la formación del Ministro Wert como licenciado en Derecho ni de su título de Máster en Sociología Política, considero que él es perfectamente conscientes de las consecuencias de sus propuestas, y que prefiere volver a despoblar a los territorios de su talento para alcanzar las excelencia universitaria en otros territorios, con todo lo que esto implica. Yo, desde aquí, muestro mi total desaprobación de tal política de desequilibrio y lucharé para que esto sea así. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario