Hasta el más respetado de los
programas televisivos sucumbe a la manipulación y prediseño de la dinámica de sus contenidos
en directo. Amparándose bajo el símbolo de una marca paraguas, "El Hormiguero 2.0" dirigió en todo momento la suerte de los concursantes de un emulado "Un, Dos, Tres", en favor de su espectacularidad, favoreciendo a una de las parejas concursantes en perjuicio de otra. ¿Profesionalidad o engaño?.
Editorial de Lineal Cero. En Mérida, a 5 de noviembre de 2014.
Creo que realmente
algún año, y ese año no está muy lejano, "El
Hormiguero", el espacio de Antena3Media
que presenta Pablo Motos, recibirá
el “Premio Nacional de Televisión” en
España. Se lo están buscando: sabemos que su equipo aspira a ello, porque
quizás sea ya acaso el único que le falte tras casi dos lustros de emisión. Un
programa que ha sabido evolucionar, transformarse lo justo para seguir
compitiendo en la parrilla sin ser infiel a sí mismo; a cada día que transcurre
se supera más y más, con mejores tramas, mejor ritmo, mejores dinámicas y
pruebas, invitados más internacionales y giros de producción más inesperados.
También hay que decir que con el tiempo se ha sabido rodear de colaboradores
más prestigiosos (Mario Vaquerizo,
uno de los últimos fichajes, nos guste o no, empieza a serlo, curiosamente,
gracias al propio programa); o, en su lugar, trabajadores de plató que han ido
incorporándose al producto televisivo y que van labrando sesión de directo tras
sesión de directo (o falso directo, en algunos casos), su leyenda profesional
televisiva. En resumen, un gran despliegue de ambición y talento de producción,
hecho además, con poco presupuesto (se ayuda mucho del trueque de equipamientos
y maquinarias por promoción a través de la técnica de emplazamiento de
producto). Consecuencia de ello, es del gusto de todas las edades. Por tanto, no
es de extrañar que junto con “The
Simpsons” sea una de las joyas de la corona de su consorcio mediapartner familiar. En definitiva, ningún formato ligero dio tanto por tan poco: si se
diera la circunstancia paralela de que no existiera este programa quizás es que
tampoco hubiera que inventarlo: es que sería imposible. Programas como éste
sólo aparecen cada cuarto de siglo, lustro arriba, lustro abajo.
Pero a pesar de
todo, y bajo la vorágine de popularidad en la que se inscribe, en la
persecución de la búsqueda de cada vez mayor espectacularidad y mayor capacidad
de sorprender, los directores del formato de entretenimiento de “A3Media” que
hace de antesala y de gancho a la franja de su mayor captación de audiencia, su
prime time (ayuda a que los
seguidores del magazine permanezcan en el canal y se fidelice al siguiente
contenido programado), olvidan que “El
Hormiguero 2.0” tiene que mejorar mucho en aspectos más formales y menos
visibles, que quizás hoy no se valoren tanto. Por ejemplo, que tenga su correo
corporativo propio visible y abierto para sus seguidores. Hemos reunido tres
cerebros y tres pares de ojos, pero en “LinealCero”
nos ha sido complicadamente imposible encontrarlo en su web oficial. Porque no
está. Si yo quiero quejarme por algo, por ejemplo, un gracia de “Trancas” (una
de las hormigas de peluche o felpa copresentadora), que considero políticamente
incorrecta, dentro de un horario de emisión juvenil, y en una país abierto a la
tolerancia, no puedo. No puedo transmitir mi malestar y repulsa. Tampoco puedo
quejarme si uno de sus invitados protagonistas accede al programa y a la
emisión en abierto (por regla general, en directo), bajo un estado de
comportamiento alterado y psíquico producido, entendemos, por una gesta de
alcohol (no daremos nombres, la cadena y el programa ya se disculparon:
cosillas del directo). Suponemos que las disculpas por este tipo de errores
vienen recompensadas por una mayor descarga y poder viral de los archivos de
video que la cadena cuelga en su portal de internet y redes sociales,
promocionando las épicas de su directo. Los “replays” se disparan más que los
“retwits” y todos contentos. “Más
madera, es la guerra” que dirían los hermanos Marx.
"El Cigala" en el Hormiguero: a estados alterados, ganancia de pescadores.
Lamentablemente,
todo tiene su reverso. “El Hormiguero”,
desde su formato original está empezando a amar y a retroalimentarse demasiado
de las sinergias que el mismo origina: una de ellas es la del espectáculo. Y mucho
me temo que eso siendo un don que se conceden a sí mismo los grandes programas
se convierte en perversión cuando cruzan los límites del respeto al espectador
y al anunciante. Anoche el programa de Pablo Motos nos endosó a todos los
espectadores una manipulación de contenido, un trucho. Creo que fue a Juan
Miñana, en su “El Mono Cansado.
Reflexiones sobre la Publicidad”, al primero que le oí hablar de esta
estrategia bajo el concepto trucho. Miñana
cuenta como ejemplo de este concepto en cómo una agencia publicitaria (él tiene
el respeto de no mencionarla pero fue la catalana Casadeval Pedreño & PRG) fue una de las primeras en nuestro
país en promocionar en el Festival de Cannes el talento de sus propios
servicios creativos bajo la marca de una compañía ficticia que tuvo por nombre “Rubber
Cement”. Talens que era el nombre del
producto pegamento que jamás existió –y de su campaña publicitaria ficticia- de
la Rubber Cement a la que una congregación de monjas de clausura acude abriendo
tan sólo cajón del escritorio de la madre superiora; el exclusivo Talents será la solución de contacto
para subsanar la caída por rotura o defragmentación accidental del miembro
viril de lo que parece ser en el spot
la estatua de pié de un niño dios desnudo. Sólo que a la hora de pegarlo, las
monjas decidieron someter a una ligera variación el asunto. Decidieron que el pito
empinara hacia arriba, y no como en su estado original de consagración figurativa,
donde en estado de reposo el miembro infantil se rendía a los efectos de la
gravedad. Otra empresa extremeña puntera en marketing de contenidos gastronómicos, IntexMedia, hizo lo propio a base de
sugerir una gama de recetas de cocina elaboradas a partir de semen humano. Todavía
se les recuerda.
Diferentes momentos secuenciales de la campaña ficticia "Monja-Talents"
de Casadeval Pedreño & PRG. El mensaje, nos sugiere, es la marca paraguas.
Lo que nos
malenseñan Casadeval Pedreño & PRG e
IntexMedia es que resulta más fácil darse
al espectáculo si sabes camuflar tu intención de promoción bajo el nombre de
otra marca (marca paraguas, ya sea
real o ficticia) y promocionarse y posicionar tu marketing en su nombre si logras
con ello manipular el mensaje y transgredir los límites del contenido. La
lección es que lo primero que a lo que deba enfrentarse un formato (en este
caso, un programa) es a la idea de promocionarse a sí mismo, anteponiéndose a
los propios anunciantes o espectadores "que le dan de comer". No hay mejor
vendedor de espacios publicitarios que el que publicita su propio producto. Y al
precio que sea. Y “El Hormiguero 2.0”
lo logró. En su programa homenaje al mítico“Un, Dos, Tres”, nos coló un trucho de más de una hora. Un programa,
el dedicado al “Un, Dos, Tres”, hecho para sí mismo y para su vanagloria en la
que no dudó de tirar de espectacularidad nostálgica a costa de la manipulación de
sus dinámicas de su contenidos.
Lo lamentable se vuelve abyecto
cuando se manipula y se programa un guión invisible preestablecido que se hace
pasar por el discurrir natural de un programa. Lamentablemente, “El Hormiguero 2.0” tras su colorido, encierra esta nueva estrategia. La manipulación de las actividades de contenidos es la
última frontera que debe traspasar un programa que se muestra como honesto,
inocente e inteligente. Lo de ayer fue decepcionante. La dinámica de programa que
nace de la genial idea de la productora del programa de evocar el concurso con un tono revival y nostálgica la emulación del
clásico concurso de RTVE “1,2,3…responda
otra vez”, estuvo dirigida. De las dos parejas que participaron -Motos las preseleccionó en agradecimiento a su colaboración espontánea en otra de las dinámicas del programa de una emisión anterior- se
benefició claramente a la que mejor daba de imagen de cámara. ¿Cómo lo lograron
el director y los diseñadores de contenidos?. Muy sencillo. Se trataba de
condicionar el horizonte de respuesta. A la pareja que producción seleccionó,
la fotogénica, a partir de ahora “Pareja 1” se le hizo una sencilla pregunta: “Por 25 pesetas por respuesta, díganme
nombres de parte del cuerpo, como por ejemplo…”. Las respuestas en este
caso implicaban la enunciación de simples sustantivos sin complejidad
gramatical: boca, pié, mano, brazo, etc… Sin embargo, a la segunda pareja, la
menos cool- a la que llamaremos
“Pareja 2”, se le pidió que respondiera a cuestiones, también simple, pero donde la sintaxis podría incidir en el error de respuesta y por supuesto, y
el enunciado de la respuesta implicaba el consumo de más tiempo. Debemos
incidir en que las parejas de concursantes luchaban contra el crono: el
horizonte de respuestas dependía entonces de su tiempo, no de su habilidad. Dado
que el tiempo máximo empleado por los dos para acumular el mayor número de
respuestas correctas es el mismo (un minutoa exacto), un mayor empleo de tiempo (más recursos
limitados) en emplearlas para su dictado significa siempre, menores posibilidades de acumulación de respuestas. Es lo que le pasó a la "Pareja 2", frente a la "Pareja 1": sufrió una desventaja por enunciación de respuesta más prolongada. No es lo mismo decir "Pié" o "Mano", que “El Robobo de la Jojoya”, título con que Mayra Gómez Kent dio pié al
inicio de la dinámica de respuestas, o "Blancanieves y los Siete Enanitos". Gómez Kent, ilustre invitada y habituada por su recorrido profesional a este tipo de quiebros de plató, escenificó aún más las sospechas de
manipulado de la dinámica del concurso o del contenido de la prueba de habilidad conceptual
cuando arguyó incluso, en momentos claves de la participación, no entender el dictado de la respuesta
de los concursantes de la “Pareja 2” en varias ocasiones. Se detenía ante las
respuestas que ella entendía como inteligibles, rompía el ritmo y la concentración de los chavales y todo acabó en un vericueto dialéctico. No sólo fueron perjudicados en la dinámica del
horizonte de respuestas, también lo fue la "Pareja 2" en el transcurso interactivo de la propia
dinámica. La "Pareja 2", insistimos fue perjudicada de un primer momento de la trama del guión técnico.
Imagen de los concursantes. En el fondo del plano frontal abierto, la "Pareja 2",
claramente perjudicada por el diseño de horizonte de respuestas.
Lolo
Rico, la célebre
creadora de otro mítico programa de contenidos como “La Bola de Cristal” que llegó incluso a compartir parrilla
televisiva y día de emisión en el mismo canal público de TVE1 con el programa
que encumbró a Chicho Ibáñez, nos
decía que la manipulación de dinámicas de contenidos es algo habitual en
cualquier programa que aspire a algo de espectacularidad y logre enganchar a la
audiencia y a las marcas comerciales anunciantes. Lo escribió en un libro que
se estudia aún incluso en las facultades de periodismo y comunicación: “TV: fábrica de mentiras”, quizás
recomendado muchas veces por los profesores a hurtadillas y susurros como si de un libro prohibido se tratara. El medio
audiovisual nunca se lo perdonó tanto como el académico. Pero ya sólo por efecto de su denuncia le negarán
de por vida algo que le pertenece por derecho y sudor a Rico: el reconocimiento
público, administrativo, cultural e institucional de ser reconocida con el “Premio
Nacional de Televisión”. En la “tele”, todo es mentira menos la publicidad de
los anuncios. Cuando tu contenido publicitario es más verás que tu propia
programación o diseño de contenidos, entonces es que te has convertido en un
subproducto, en una materia, no un concepto participativo. En el caso del
programa de “El Hormiguero 2.0”, lo
vimos reflejado: la pareja guapa parece que rezuma más espontaneidad y
atrevimiento, la publicidad demanda jóvenes impetuosos y aguerridos. Es el
efecto halo de la telegenia: si es joven guapo o guapa y viste bien, es un
triunfador. Y las marcas gustan de asociar sus productos a parejas fotogénicas,
sobre todo en programas tan importantes donde el espectáculo debe conjugar lo
viejo, a donde va dirigido su target
publicitario- el formato “1,2,3”- con lo joven, pero sin posibilidades de
consumo. Otra vez será.
Foto actual de Lolo Rico en su domicilio madrileño.
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