Cada vez que unos pocos me
escriben a “LinealCero”, generalmente amigos, me piden que redacte algo sobre
cómo nos las apañamos y nos desenredamos con tanto trajinar en las grandes
tiendas. Me pregunto con qué derecho he
de aburrir yo a la gente contando algo tan rocoso, quizás por ello no participe
tanto del blog; pero ya que en mi
última colaboración en septiembre hablé de las tiendas pequeñas y medianas, hoy
lo haré de las grandes y de su logística interna. Hoy quiero hablaros de lo que
viene en estos días a llamarse
“recepción y ubicación inteligente de mercancías”. Pues bien, he estado
en muchos sitios, pero quizá de donde más cosas pueda extraer conclusiones por
mi trabajo acerca de ello sea acaso en esto: “recepción de mercancías”.
“R.M”,
como se le conoce en el argot, hace referencia a la parte física o disposición
de espacio de las grandes tiendas, plataformas de distribución o naves
logísticas donde, para su almacenaje provisional o puesta a venta, se reciben
las mercaderías procedentes de su centro de producción u origen arancelario. Puede ser que esta procedencia
provenga directamente de una fábrica de Lyon o quién sabe si del mismo puerto
de Lisboa. Dado que somos unos interesantes clientes para China, seguro que
Barcelona constituye la puerta de entrada del Mediterráneo de sus artículos; o
bien podemos comprarle productos a nuestros distribuidores nacionales, como
vino, alimentación seca o leche. Sea lo que sea y venga de donde venga absolutamente
todo lo que se vende o distribuye a una gran
tienda debe acceder para su control físico y administrativo por el patio de
trasbordo a través de camiones o camionetas que se acomodan en dársenas o
muelles preparadas para las descargas. Y es desde ese momento, una vez
acoplados los remolques a la estructura del edificio, donde comienza la danza
para nosotros. Y esto implica una serie de reglas dentro de la logística
interna moderna.
Unidad de transporte logística anclada a
muelle de recepción de mercancías.
Generalmente la mercancía se atiende por orden riguroso de llegada salvo excepción.
Por ejemplo, la fruta y los huevos tienen prioridad sobre cualquier otra carga
o mercadería por no ser obligatorio su transporte refrigerado. No nos interesa
que se echen a perder ya que estos delicados productos de primera necesidad,
en primer lugar, son estratégicos para el funcionamiento de la tienda: ¿iría
usted a comprar a un establecimiento donde faltaran huevos o la fruta estuviera
dañada por el calor?. Es evidente que no, que perdería la confianza en el local
y le costaría volver: el proceso de venta
empieza en la misma área de recepción, no es lo lineales; ahí radica su
importancia. En segundo lugar, si esta mercancía perecedera se daña en
destino hay que recurrir a justificar su desestimación al proveedor o al seguro
y esto implica burocracia (tomar fotografías, redactar informes de devolución,
formularios varios, etc.). Y nadie quiere estos problemas. Con lo cual,
“prioridad absoluta y recepción inmediata” para estos segmentos de productos.
El extremo opuesto en la
recepción de mercancías lo tendríamos, por hacernos una idea, en ser
transportista de lavadoras: requiere armarse de paciencia y esperar su turno a
que la tienda le atienda. Esta espera no está exenta de tensiones, sobre todo
si al camionero o transportista (que a partir de ahora llamaremos agente
logístico) se le ha impuesto en su hoja de ruta por parte de su jefe de tráfico
en su empresa otra descarga más y va limitado de tiempo, que es lo natural de
su oficio. Entonces el agente logístico se te acerca y te apremia, te atosiga y
en ocasiones habituales hasta marea a los chavales que tienes a cargo para las
diversas operativas. O incluso llegan a incordiarse entre ellos: los transportistas
pueden llegar a discutir hasta por la posesión de algunos de los transpalets
automáticos que les cedemos para ayudarse en su descarga o la situación de un
muelle determinado. Y ahí entra tu lado de tipo duro: ser coordinador de
recepción o descarga es un oficio áspero que implica casi mascar tabaco,
sombrero inclinado, mirada afilada y barba de tres días. Y ya que estamos en
estas, ya que queremos hablar de recepción y ubicación inteligente, el primer paso para este diseño inteligente
de recepción es antes que nada tener controlado el factor humano externo. El
que manda eres tú y si alguien no acepta las normas de desembarco se le debe
invitar a abandonar la orden de descarga e informar inmediatamente a su empresa
de la incidencia. Si el camionero o cualquier otro agente logístico o cadena de
transporte ajena a nuestra organización impone su prioridad a la nuestra, se
rompe el equilibrio de procesos en la tienda repercutiendo en toda su estructura
y funcionamiento.
Centro Logístico de "El Corte Inglés" en Valdemoro
en la actualidad y en sus inicios en los ochenta.
En las próximas entradas trataré de
explicar qué hacer con la mercancía una vez aceptada y depositada en nuestra
área de recepción en espera de entrar en la tienda. Eso sí, lo haré haciendo
hincapié en la tecnología informática, la estadística, la robótica o el diseño
arquitectónico de la nave o almacén. Ello ayudará a entender cómo saber si
viene correctamente la carga, que prioridad tiene para la sala de ventas y
dónde ubicarla dentro de un espacio de albergación específico si está en espera
de entrada en lineal de tienda. Se mencionarán aparatos-escáner que llevan a
cabo una lectura volumétrica láser de la carga o de procesos “just-in-time”
como estrategias específicas de ubicación inteligente y localización remota.
Mientras tanto recalcar que el aspecto más crítico del almacenaje moderno y que
la ciencia y la tecnología no han logrado solucionar sigue siendo aún hoy algo
tan clásico como el factor humano, esto es, las personas. Y que un buen
entrenamiento de asertividad con ellas es el primer paso y lección para llevar
a cabo una estrategia de logística indoor.
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