domingo, 30 de mayo de 2010

Zabar's Ways: el modelo neoyorquino de enseñas.

La enseña neoyorquina de supermercados, referente cultural y urbano de la "Gran Manzana".



Apicius. Madrid, miércoles 26 de mayo de 2010.






De entrada tiene "aire de cacharrería", pero está lejos de ser un lugar desordenado. Ocurre un poco lo mismo con todas las tiendas de Nueva York, en las que la luz es más tenue y todo parece estar matizado por un velo gris, como si parte del asfalto y los humos que regurgita la ciudad hubieran entrado a hacer compras. Alguna culpa al experimentar esta sensación, sin duda eurocéntrica, debe de tener también que en las estanterías de "Zabar’s" no quepa ni un alfiler. Acostumbrados a una oferta limitada en supermercados de pasillos amplios y productos situados estratégicamente para ganar la mano del cliente, el caos ordenado de esta joyita con aires de pocas pretensiones sorprende y se agradece. ¡Es para verlo y olerlo!. La planta de abajo es un maremágnum de productos de calidad llegados de todas las esquinas del mundo. Baste como muestra de lo que se puede encontrar allí un queso de "El Roncal", un "Mahón" o algún ejemplar de cabra murciano; o varios aceites virgen extra españoles de denominaciones distintos que es imposible encontrar en los viales de los supermercados de aquí. Es cierto que "Zabar's" no es un supermercado cualquiera. A lo mejor lo que es "Zabar's" es una tienda gourmet con el porte y las dimensiones de un supermercado: 250 empleados, 35.000 clientes y casi 4.000 kilos de café tostados y vendidos por semana son algunos de los datos que ofrecen en su web y que dan idea de por dónde se mueve este apetitoso pequeño gigante.



Fachada de una de las míticas tiendas de Zabar's.


Lo de la planta de arriba es para que cualquier cocinillas quede impresionado. Moldes redondos, cuadrados, rectangulares, de estrellas, de rombos, caninos, ¡más de cien!. Cazuelas, sartenes, paletas, brochetas, cuchillos, ralladores, peladores y descorazonadores. Amasadoras, inductoras, batidoras, tostadoras y aspiradoras, ¡todas bien seductoras!. ¡Y todo a buen precio, señores!. Sí. Se nota que esta gente es comerciante de raza. La filosofía con la que hoy seleccionan y venden el producto es la misma que les empujó a abrir el negocio hace setenta y cinco años: ofrecer la mejor calidad al precio más ajustado. Entonces era pescado ahumado en busca de una clientela fiel. Y un hombre, Louis Zabar, convencido de darlo todo para que los clientes confiaran en él. Hasta los años setenta no se abrió esa encantadora segunda planta de herramientas de cocina. Por arriba y por abajo, se mire por donde se mire, la visita, si pasáis por Nueva York, es imprescindible.



Planta superior de una establecimiento estandar en Zabar's,
generalmente destinado al menaje y gama blanca.

"Zabar's" es, en definitiva, una tienda de comida  tradicional, artesana si se prefiere, especializada en delicate ssen y menaje horeca, fundada como hemos dicho, por Louis Zabar, en la primera tercera parte del siglo anterior. La supermarket principal, como lo dicen en argot hispano, se encuentra localizada en el alto west side de Manhattan. A día de hoy constituye uno de los hitos comerciales más conocidos de Nueva York, formando parte cosustancial de su paisaje urbano y de la cultura antropológica de la ciudad de los rascacielos. La cadena de supermercados es igualmente  reconocida por su variedad y calidad de panecillos, pescado ahumado y crudo (especialmente para sushi), aceitunas, quesos y moldes para cocinar. "Zabar’s" tiene conocidos clientes en la ficción cinematográfica como pueden ser los personajes de Tom Hanks y Meg Ryan en “Tienes un e-mail” o las chicas de “Sexo en Nueva York”, más allá de sus "manolos"; o, para los amantes de la comedia de monólogos, sencillamente Seinfeld, entre muchos otros, lo que demuestra la familiaridad con que los neoyorquinos se sienten identificados con esta particular enseña de origen judío.


Sección de mantequería en Zabar's.


La historia de Louis Zabar (1901-1950), el fundador, es la historia y leyenda que tanto gusta en los EE.UU. de todo hombre “hecho asímismo” procedente del extranjero, emprendedor, temeroso de Dios y de orígenes humildes. Zabar llegó a América a través de Canadá desde su lejana Ucrania a principios de 1920. Su padre, también comerciante y judío, había sido asesinado en un pogrom de los muchos que asolaron el sur de la Rusia Imperial (actuales Polonia, Ucrania y Moldavia) en la revueltas antisemitas de entresiglos, después de que se responsabilizara em Moscú a los judíos del asesinato del Zar Alejandro II. Con su llegada al "nuevo mundo", Louis se asentó primero en Brooklyn por las posibilidades comerciales que el puerto ofrecía . Fue allí donde inició su andadura y donde alquiló un puesto de venta en el mercado de un granjero mayorista. Con el transcurso de los meses se enamoró, posteriormente formó su propio negocio y se casó con su paisana de origen germánico Lillian Teitlebaum (1905-1995) en mayo de 1927. De la unión nacieron tres hijos: Saul Zabar (nacido en 1929), Stanley Zabar y Zabar Eli. Louis Zabar murió en 1950 cuando la enseña  a la que proporcionó su apellido se encontraba en pleno proceso de consolidación y de la que era propietario absoluto: contaba por entonces con diez establecimientos en la isla, ultramarinos muy al estilo americano, walmartizados. Sus tiendas evocaban orientalismo postmodernista, aderezo de los cinco mares que conservaban cierta reminiscencia de mercado de especias, de bazar asiático, algo que gusta en demasía en una ciudad multiculturalista como en el viejo puerto holandés que es New York.



 Productos de repostería artesanal propios de la enseña neoyorquina.


La enseña siguió creciendo, lentamente pero firme: la muerte del fundador no afectó a la marcha del negocio y un  movimiento de expansión en la década de 1970 hizo de "Zabar's" una de las cadenas de supermercados más grandes de Manhattan. Tras el fallecimiento del patriarca, su viuda Lillian contrajo matrimonio con Louis Chartoff (1900-1978).  Desde entonces y hasta 1994, la marca se vio sometida a varios procesos de co-propiedad con socios sectoriales ajenos a la familia.  Pero es a partir de 2006 cuando la familia Zabar asume de nuevo gran parte del poder accionarial encabezado por Saul Zabar como presidente y co-propietario. Su hermano, Eli Zabar, tiene actualmente su propia línea de tiendas especializadas y entre sus activos se incluye una industria procesadora de aceites y vinagres y algún que otro restaurante en la Madison Avenue, cerca de la calle ochenta y próxima a la tienda primigenia y que dio origen al grupo. "Zabar's" como entidad no constituye un grupo transnacional, pero la esencia en su servicio y distribución le confieren ser representante nacional de una vieja estirpe de ultramarinos que le encumbra a ser exponente máximo del modelo neoyorquino de distribución retail y que no ha permitido que el paso del tiempo melle sus estructuras y su cultura corporativa de distribución.


Cabecera de Zabar´s en el sector de no alimentación.








jueves, 20 de mayo de 2010

El "monopoly rosa": los juegos de mesa y las grandes superficies comerciales.

El bloguero Lev Mishkin nos ofrece una perspectiva crítica del tratamiento comercial "juego de mesa" por parte de fabricantes y distribuidores.


Madrid, mayo de 2010. Lev Mishkin Madrid.






Hoy podía ver gracias a WKR el catálogo de juegos de mesa de una firma multinacional como es Toy´r´us con presencia en muchos de los innumerables centros comerciales que pueblan la geografía española. Y son dos cosas las que me llamaron la atención, de una parte un catálogo dominado por Hasbro, que no hace más que vender sus productos de siempre, el “Tabú”, el “Party”, el “Monopoly”… adaptándolos con imágenes de productos de otra series famosas bajo licencia como “The Simpsons”, Pixar o Disney, o “costumizándolos” al gusto de el país, como el “Monopoly” con calles de Barcelona, o ciudades del mundo. La verdad es que es un catalogo muy pobre en cuanto a productos ofertados y calidad de los mismos, en la sección “acción, estrategia y familiar” tan sólo se encuentran diecinueve títulos, seis de los cuales son diferentes versiones del "Monopoly" (y mira que han hecho una sección genérica donde cabe casi cualquier título). Viendo este catálogo queda claro una vez más lo que todos sabemos: el juego de mesa no es un producto de moda, tan sólo se venden aquellos productos que fruto de la tradición son reconocibles por los padres (que al fin y al cabo a ellos son los que van a comprar estos juegos). “Stratego”, “Risk”, “Monopoly”, “Tabú” y “Trivial Pursuit”, juegos que son muy viejos, con más de sesenta años algunos de ellos. Es cierto que el mundo del juguete es un mundo mucho más tradicional que el del videojuego o del libro, estos mucho más condicionados por las novedades. A diferencia del videojuego o del libro el juguete parece ir a una velocidad mucho más pausada, cambian los materiales, los nombres (en función del fenómeno televisivo del momento) pero en general seguimos viendo lo mismo que veíamos hace treinta años, los mismos muñecos, los mismos disfraces "de piratas y vaqueros", los mismos coches y los mismos triciclos. Y si insisto tanto en lo de juguete es por un motivo, las grandes jugueterías ven al juego de mesa como un juguete tradicional con un potencial limitado y como tal lo tratan. Y es una pena, porque son precisamente la televisión y los grandes centros comerciales los que hacen que un producto sea conocido, y ver una estantería de juegos de mesa en un centro comercial supongo que debe despertar dos sensaciones; o bien “Pero, ¿todavía se vende esto?” o “A esto jugaba yo de pequeño”. En ambos casos subyace la idea del juego de mesa como una actividad infantil, una idea que si bien sirve para vender miles de unidades de esos juegos tan mal valorados por los que aún seguimos jugando a pesar de los años, es una idea que lastra al juego de mesa. Este, el juego de mesa, se enfrenta a prejuicios de la sociedad injustificados provocados por esa proyección pública del juego de mesa que se obtiene de la televisión y de los grandes centros comerciales. Con esto no digo que no deba haber juegos de mesa que cumplan las funciones de juguete, solo que al igual que hay libros, películas o videojuegos que funcionan como juguetes, lo mismo ocurre con los juegos de mesa. Y sin que esto menoscabe el prestigio de ninguno de esos sectores en otros ámbitos, como la cultura o el entretenimiento adulto; el juego de mesa debiera ser tratado de la misma manera, cosa que solo es posible con una mayor perspectiva que niegue generalizaciones injustas.



El formato o variante del tablero de los Hermanos Parker, en versión "boutique".


Y un ejemplo de muchas cosas negativas se puede encontrar en ese mismo catálogo de Toys´r´us, con un producto de Hasbro, el “monopoly rosa”, o Edición Boutique. No sólo es el espanto de ver una edición del "Monopoly" saturada de rosa y fucsia, lo peor es el supuesto valor simbólico que se le atribuye al juego. Y es que la Boutique Edition del popular juego se diferencia del de toda la vida en detalles como la caja para las tarjetas (que es un joyero); que las casas y hoteles han sido sustituidos por boutiques y centros comerciales; y que las fichas para jugar ahora son cosas como una sandalia o un secador de pelo (nopuedocreer.com). Como poco es un juego sexista, sigo pensando que el rosa es un color cultural impuesto a las niñas, y que alienta al consumo de las más jóvenes. Pero me queda la duda, ¿qué padres van a hacer este regalo?, ¿qué niñas van a reaccionar con el “me lo pido, me lo pido”? Creo que nadie, es demasiado chillón en todos los sentidos, y “canta” que es un primor. Supongo que esta edición es para esos regalos de compromiso de esa gente que no tiene ni tiempo ni ganas de comprar un regalo a una niña a la que apenas trata. Unos de esos regalos que se abre y se olvida para siempre. De cualquier manera es una pena que nos habituemos a dedicar nuestro ocio y dinero en los grandes centros comerciales, allí solo tienen cabida las principales expresiones del llamado “mainstream” y ya vemos con el caso de los juegos de mesa lo limitadas y pobres que pueden llegar a ser. El marketing hace milagros y se adapta de maravilla a la mentalidad del ser humano y consigue reforzar productos mediocres y pasados de moda a la par que entierra en el desconocimiento y la marginalidad las propuestas más interesantes. Y es una pena que el gran público estemos condicionados por estos factores, y digo esto porque me incluyo, es muy posible que en los juegos de mesa no caiga en la trampa pero son tantos los mundos que desconozco, que me imagino que sin saberlo ni pretenderlo caigo en la misma trampa una y otra vez. Y para finalizar, un enlace, de los juegos de HABA, juegos de mesa, pensados para un público infantil, que solo se pueden encontrar en algunas de las pocas tiendas especializadas de este país (online o físicas) y por lo tanto desconocido para una inmensa mayoría.


               
  Versión "SuperMarioBros" del Monopoly.

jueves, 13 de mayo de 2010

La velocidad lógica de las cajas de supermercado.

No existen fórmulas matemáticas que evaluen la productividad de un empleado, tan sólo parámetros.



Madrid, 10 de mayo de 2010. Sergio Parra.



Imagínense la escena. Están haciendo la compra en un supermercado, se disponen a pagar por sus compras, pero al acercarse con el carrito a la caja registradora, descubren que hay una cola kilométrica. Mientras esperan, no dejan de escudriñar obsesivamente los movimientos del cajero, que se limita a pasar los productos por el escáner a un ritmo regular, ausente, irritantemente lento (para nosotros). En esos momentos les gustaría gritar: "Oye, jefe, ¿podrías ir un poquito más rápido?; lo digo porque se te acumula la gente" (aunque en el fondo querrías avisarle de una manera más contundente, sin recurrir necesariamente a la expresión verbal). Pero lo que en apariencia podría parecer lento, injusto y denunciable, en realidad es mucho más lógico de lo que parece. ¿Acaso creen que los gerentes del supermercado no habrán estudiado detenidamente cómo hacer que sus cajeros y cajeras sean más rápidos y eficientes? ¿Que los coordinadores no tienen acceso a los archivos informatizados sobre la productividad de los cajeros de su establecimiento?.



La mayoría de los clientes asegura tomarse la compra
como un momento de relax, pero recuperan niveles
de estrés durante la espera en línea de facturación.


De hecho, el personal de caja de los supermercados acabó siendo un curioso modelo de estudio de comportamiento laboral en un experimento económico llevado a cabo por Alexandre Mas y Enrico Moretti. Ambos tomaron todos los archivos informatizados de los escáneres de las tiendas para seguir la pista de cada “bip” (pitido), de cada transacción realizada en trescientos setenta cajeros de seis tiendas durante un período de dos años. Las estadísticas resultaron fascinantes. Y ello se debía porque se podía medir la productividad de cada cajero por segundo y observar cómo cambiaba ésta dependiendo de quién estaba trabajando al mismo tiempo en la línea de cajas. “Mas y Moretti querían averiguar si la gente trabajaba mejor cuando estaba rodeada de compañeros productivos. La respuesta es sí: cuando un trabajador veloz se sienta junto a ti, inmediatamente comienzas a escanear tus artículos más rápidamente. Y lo haces más porque no quieres que te acusen de vago que porque te haya inspirado su velocidad. Mas y Moretti lo saben porque observaron la forma en que están dispuestos los pasillos de las cajas de los supermercados: cada trabajador está mirando hacia la espalda de su compañero, mientras que su propia espalda es la que contempla otro compañero. Mas y Moretti descubrieron que los empleados de las cajas no se dan más prisa cuando miran a compañeros rápidos: eso no sería racional; sólo lo hacen cuando son sus compañeros rápidos quienes los están mirando a ellos”.



Los coordinadores de cajas o jefes de linea de facturación tienden a
valorar un conjunto de cualidades, no sólo la velocidad de transacción.


Si estos datos estaban en posesión de los directivos de los establecimientos, ¿por qué no tomaban cartas en el asunto?; ¿por qué no intentaban que los trabajadores más rápidos vigilasen a los más lentos?, ¿por qué no pagaban un complemento salarial a los más rápidos para fomentar mayor rapidez en los más rezagados?. Simplemente, porque no funciona. A veces las cosas funcionan mejor cuando se organizan a sí mismas, controladas por las miles de variables de las interacciones sociales. Lo que descubrieron Mas y Moretti es lo que ya habían sufrido en sus carnes los empresarios: si no permitían que cada uno trabajara a su ritmo (aunque ello implicara que algunos fueran deliberadamente más rezagados en su trabajo), el nivel de rendimiento caía en picado en términos generales. Así lo explican los autores de la investigación: “Sí, habría menos colas, pero también más productos golpeados o mal escaneados, y empleados que racionalmente se negarían a perder tiempo lidiando con las dudas y quejas de los clientes. Así pues, la cadena de supermercados tenía información detallada en la que podía confiar pero que no deseaba incluirla directamente en un contrato. Esta es una situación corriente: el jefe sabe que Phil es menos productivo, que Suzanne siempre se toma su tiempo para terminar el trabajo; que Felicia es sonriente, pero lenta, y que Bob se extiende demasiado en hablar con una cliente. Los gerentes deberán tener en cuenta este tipo de cosas cuando llegue el momento de efectuar los complementos anuales o la revisión del salario anual, pero tendrán suerte si logran trasladarlo a un contrato retribuido por unidad de obra. Del mismo modo puede ser que los gerentes del supermercado hubieran utilizado los datos de los escáneres en el momento de decidir a quién ascender y a quién despedir; sólo que no lo habrían hecho de manera explícita”.

martes, 4 de mayo de 2010

Leyendas de lineal II: somos leyenda!!!.

El personal de grandes y medianas superficies ve suplantado su rol profesional por el de su avatar leyendizado.


Castellón de la Plana, abril de 2010. Víctor G. Pulido.



En la entrada anterior hemos visto cómo la capacidad de fabulación del ser humano es prácticamente ilimitada y cómo a través de la transmisión oral y la difusión electrónica de masas se implican los mecanismos necesarios por los cuales la comunidad crea imágenes sociales más cercanas al mito que a la realidad del día a día. Dado este apego a la intrerpretación mágica de nuestra naturaleza humana, y como no podía ser de otro modo, la capacidad de inventiva y fabulación antropológica no conoce fronteras y afecta a todos los ámbitos organizacionales, incluido el orbe de la venta y sus cosmovisiones. En este conjunto de tres entradas en nuestro blog (vamos por la segunda) trataremos de detallar las más populares para el sector de la distribución minorista estandarizada, así como de describirlas y analizarlas, tanto en el conjunto de sus servicios (personal y medios de compras), productos (típicos y atípicos) y procesos (distribución y márketing). Este post va a centrarse únicamente en las leyendas urbanas que afectan a la imagen del personal que desempeña sus funciones en el grand retail (vendedores, cajeras, responsables de áreas,...) para tratar de desenmascararlas en la última entrega, donde hablaremos también de las creencias indiscriminadas que afectan a los productos y procesos, base de nuestra actividad comercial. Comenzaremos, con cierta ironía, con los responsables de tienda y compras; a continuación nos adentraremos en la mente del cliente y sobre la percepción del personal de cajas y de tienda, para desembocar en la clase directiva.



El imaginario social fomenta nociones preconcebidas sobre el poder de
las grandes enseñas comerciales para modificar las costumbres sociales.


A los mandos intermedios, especialmente los responsables de compras y jefe de sectores, nos ponen por libro de cabecera a “El Príncipe” de Maquiavelo; por profesor de operaciones a Rambo y por madre, a Norman Bates desde su ventanal. Instruidos en dolorosas técnicas de torturas, según el contenido de algunas websites, en internet se nos atribuye un aura gótica de sed de sangre de necesidades antropófagas, por eso nunca se nos ve almorzar fuera de los despachos. Como una leyenda urbana sólo puede ser neutralizada por otra, en su alegato de nuestra naturaleza enteramente humana, cierto blogger asegura que también comemos y que por dieta alimentaria nos nutrimos de huevas de reptil, carne cruda y para beber, por supuesto, vinagre. Desde la aparición de los primeros escritos electrónicos hasta el amanecer de la Web 2.0, narran las crónicas que encerramos alevosamente a los representantes comerciales que vienen a visitarnos en reducidos habitáculos carentes de las elementales normas de iluminación, temperatura y ventilación, donde ofrecemos leoninas condiciones de compra. Incluso la prensa especializada (“Negociar con los hípers”, Revista Emprendedores), ha permitido sugerir que los responsables de compras procuramos hacer coincidir premeditadamente en las citas comerciales a los agentes de la competencia directa: en el encuentro, se saludan entre ellos con recelo mientras ponen cara de póker en la sala de espera esperando su tránsito hacia el corredor de la muerte. Pero ahí no acaba la cosa para los responsables de tienda. Con nuestro ejemplo y didácticas, transmitimos a nuestros coordinadores o adjuntos de sala todo ese conjunto de malas prácticas comerciales que les lleva a cambiar periódicamente de ubicación en el lineal y en los refrigeradores los productos de consumo habitual, tales como deshidratados, lácteos y congelados, con el objeto de disfrazar de explorador a nuestros clientes y hacerles recorrer toda la tienda en un ejercicio de arqueología forrajera. En su expedición en busca del Santo Cereal o de la Panadera de Cristal, el cliente a su paso encuentra múltiples tesoros que llevarse a la cesta, haciendo rotar nuestro stock y modificando premeditadamente sus hábitos regulares de consumo.


Algunas figuraciones sociales atribuyen a linea de
facturación sustracciones en la cesta de la compra.


Un segundo colectivo muy afectado por la imaginación popular tras los responsables de tiendas son las cajeras. Oscuro objeto de deseo por parte de algunos clientes y de recelo por parte de algunas clientas, se les atribuye su diseño de puesto en muchos casos no por sus capacidades profesionales, sino por su aspecto físico. Están, se dice, porque son jóvenes, guapas y delgadas, y no sería justo que, sosteniendo ese porte asociado a su imagen, además fueran inteligentes. Por eso, aunque muchas de ellas ostenten titulación universitaria, no llevan a cabo correctamente su cometido e incurren en errores en algunas ocasiones, de sospechosa  intencionalidad: ofrecer mal el cambio, pasar por el escáner varias veces un mismo producto o cerrar la caja en el momento en que a un cliente en cuestión le llega su turno de facturación, entre otros. Además, se les achaca quedarse con cambios o productos de compra olvidados en la bandeja de embolse por los clientes o de “hacer desaparecer” objetos personales distraídos como teléfono móviles, billeteras o reproductores mp3´s. Por ello y a pesar de su nómina, se le suele ver con este tipo de costosos dispositivos conjuntado con su tiempo libre durante las horas que no trabaja en la tienda. Siguiendo en la línea del personal de base, nos centramos ahora en la seguridad privada. El personal de seguridad no queda exento de este tipo de fabulaciones y el imaginario popular lo encuadra especialmente en su actividad durante las guardias nocturnas o las jornadas destinadas al cierre al público organizando partidillos de "solteros contra casados" en la sección de deportes. En los grandes almacenes o enseñas especializadas, los seguratas se entregan al primer toque en la tienda de complementos deportivos emulando las genialidades con las que Xavi asiste a Messi. En los hípers es otra historia: a falta de equipamientos deportivos completos como camisetas y training tools, la fábula social presupone que nuestros vigilantes se rinden a la veleidad de hacer desaparecer todo tipo de repostería (especialmente donuts de chocolate) o a acomodarse tranquilamente frente al monitor con el propósito de visionar sesiones porno en la sala de CCTV durante su periodo de servicio.



 Los movimientos "freakllowers" creen feacientemente
 que autoindustria  y distribución acuerdan
deliberadamente la promoción de monovolúmenes.


Como la imaginería popular no se priva de ingredientes que añadir a las creencias populares, en este fenómeno también se incluyen a los gerentes y directivos. A los gerentes se les acusa de malos padres explotadores que no dudan en deshacerse de personal de mediana edad o, para los conspiradores de la estadística comercial, de aquellas cajeras que no superan un determinado números de “pitidos” (pases de producto en el escáner de línea de facturación medido en coeficiente), por semanas. Nada más absurdo si no tuviéramos en cuenta que esos señores trajeados a los que llamamos directivos se les achaca estudiadas tramas y todo tipo de artimañas macroestructurales propias de producciones hollywoodienses. La hipertrofia de la leyendas de lineal en este cometido directivo llegan a sobrepasar límites de política-ficción inalcanzable incluso para mentes maestras del suspense negro como John Grisham. Y es que algunos frikllowers (o freakllower, seguidores de lo friki, conjunción de friki + follower), aseguran que existe una alianza conspiratoria, un complot comercial entre fabricantes de vehículos familiares y grandes enseñas de distribución con el objeto de imponer como tendencia el formato monovolumen y dar la posibilidad al cliente de acaparar más productos. Una puntualización curiosa: ¿sabían que el personal de patio de transbordo y recepción de mercancías no es objeto de leyenda urbana en las grandes superficies?; es evidente, no están de cara al público, lo que nos lleva a la conclusión de que lo que no se puede ver, no se puede fabular.